La gal que se sienta atrás se enamoró de mí - Capítulo 1
5 DE SEPTIEMBRE – 12 DE SEPTIEMBRE
Los cambios en el destino son más normales de lo esperado
Pensando que sería duro para ella ir a su trabajo con el uniforme sucio, Sandai le prestó su ropa. Sin embargo, había una diferencia en la altura y en el físico de un hombre y una mujer, así que, por supuesto, la talla no encajaba, y le quedaba muy holgada a la pobre Shino.
—Eso se sintió muy bien~.
—Me alegro de oírlo. Oye, yo también te daré una bolsa de papel.
—¿Hmm? ¿Para qué?
—La bolsa de papel es bastante grande para que puedas poner tu uniforme ahí. Si consigues una lavandería que haga una lavada rápida, podrás recogerla cuando regreses del trabajo.
—Qué bueno eres~.
—¿Lo crees? Muy bien, ahora si puedes irte. Sandai señaló la entrada.
Había hecho todo lo que podía hacer, así que ahora todo estaba resuelto… o se suponía que lo estaba. Por alguna razón, la hermosa gal que tenía delante no parecía feliz y no intentaba moverse.
—¿No tienes un poco de frío? Ah, ¡ya lo entiendo! Debes estar pensando qué hacer si tus padres ven esta situación ahora, ¿no? Supongo que te preguntarían qué haces trayendo a una chica. No los he visto, pero ¿podrían estar fuera en el trabajo o de compras, y como si fueran a llegar pronto a casa?
Tal vez tratando de engañarlo y burlarse de él, Shino parecía pensar que había dado en el punto sensible de un estudiante masculino con sus comentarios sobre los padres… aunque eso no funcionó en absoluto contra Sandai. Después de todo, sus padres estaban en el extranjero por motivos de trabajo.
—Esa burla no funcionará conmigo—, dijo Sandai encogiéndose de hombros y alegando su ineficacia. —Después de todo, vivo solo.
Shino se puso al instante de mal humor y empezó a hacer puchero. Pero en el fondo, estaba buscando otra forma de burlarse de su compañero. —…Es tan impresionante vivir solo. Pero entonces, ¿no debería ver esos tipos de mangas tirados por todas partes? Es decir, no hay nadie que te mire, así que puedes coleccionar todo lo que quieras.
Al igual que los chicos de su edad, Sandai también poseía ese tipo de cosas, pero guardaba la mayor cantidad posible de ellas como datos almacenados en su PC.
Sin embargo, tampoco era que tuviera cero bienes físicos escondidos. La actitud serena de Sandai dio un giro de 180 grados, y se puso claramente nervioso por el inesperado intento de registro de su casa.
—¡Idiota! ¡Para!
—¿Por qué el pánico? No me digas…
—Encontrarás toneladas de mangas, pero no encontrarás ninguno de ese tipo por mucho que lo intentes. No encontrarás nada. Olvídate de eso, vete ya.
—Oh vamos, no te pongas así de tenso.
—¿Qué quieres decir con ‘oh’? ¿Intentando hacerte la linda o algo así?
—Puedo ser linda si quiero, mira. Rawr~ rawr~.
—¡Cállate! ¡Vamos, muévete! ¡Shoo shoo!
Tras echar a Shino fuera. Sandai cerró la puerta lo más rápido de lo que el ojo podía ver y se sentó en el lugar.
—…Normalmente no se va a buscar cosas en la casa de alguien. Realmente es una raza que vive en un mundo diferente; nuestros sentidos y valores comunes son demasiado diferentes. Yo nunca iría a hurgar en la casa de alguien. Oh, bueno, a partir de mañana ya no tendremos nada que ver.
Sandai hablaba para sí mismo de una especie de orden social o verdad.
Aunque se produzca un acontecimiento irregular en el mundo, no seguirá la norma y siempre intentará volver a su forma original.
Es una cosa así.
Aunque, hay excepciones para todo.
Sandai no se dio cuenta de que él mismo se había convertido en esa excepción.
A la mañana siguiente, Sandai estaba sacando sus mangas para adultos para tirarlos a la basura.
La razón fue el intento fallido de ayer de Shino de buscar en su casa.
Aunque Sandai pensó que la posibilidad de encontrarse con una crisis similar sería extremadamente baja, no podía descartar por completo la posibilidad realmente escasa de que ocurriera, y lo siguiente que supo fue que estaba atando sus mayores colecciones.
Le encantaría venderlo por dinero si fuera posible, pero su condición de estudiante se erigía como una barrera. Tendría que mostrar una identificación para venderlos, y su escuela sería definitivamente contactada en ese momento. Eso lo convertiría en algo muy problemático.
Mientras observaba el lugar de recogida de la basura a través de la ventana, vio cómo llegaba el camión y cómo dos trabajadores echaban todos sus mangas en la parte trasera del camión.
Aunque ciertamente fue la propia voluntad de Sandai renunciar a los bienes físicos, fue extrañamente triste para él ver desaparecer sus colecciones atadas con cuerdas.
Las imágenes y sus mangas para adultos almacenados en su PC permanecían intactos, así que ni siquiera era necesario sentirse desamparado, aunque…
Bueno, en cualquier caso, ahora Sandai volvería a llevar su vida escolar ordinaria, sin incidentes y solitaria como siempre…
—O se supone que sí.
El propio Sandai no se lo esperaba en absoluto, y no podía volver a su vida escolar habitual. La causa fue Shino.
Antes del comienzo del primer periodo, ella fue de repente a hablar con Sandai.
—Aquí está la ropa que me prestaste ayer cuando llegué a tu casa y me duché ayer. Además, yo trabajo en una cafetería, ¡y por eso también te voy a dar unos dulces hechos allí! — dijo Shino en voz alta y con descaro, y colocó su ropa y lo que parecían ser dulces de agradecimiento sobre su escritorio.
Dejando a un lado el hecho de que había querido regalarle la ropa, la gente a su alrededor estaba aún más sorprendida por las palabras y acciones de Shino.
Cualquier interacción que tuviera Shino, una de las principales bellezas, era un tema de interés para los estudiantes, independientemente de su curso, clase o género, y Sandai era de repente el hombre del momento, ya que él trajo a esa Shino a su casa y además le prestó una ducha.
Los rumores que se desataron al instante no se quedaron en el aula, sino que se extendieron rápidamente por toda la escuela. El solitario Sandai ni siquiera pudo tener la oportunidad de dar una explicación.
Le observaban allá donde iba, y se oían murmullos sin cesar.
—Destacó de forma molesta… Por qué… tengo que pasar por esto… Vamos, por favor, quiero despertar rápido si es un mal sueño…
Sólo cuando terminaron las clases, y Sandai corrió a su casa y cerró la puerta principal, pudo por fin recuperar el aliento.
Mientras fruncía el ceño por el agotamiento que le invadía, fue a meter la ropa devuelta en el armario y a guardarla.
Pero entonces, una pequeña nota de color flor de cerezo bajó revoloteando desde el bolsillo principal.
(¡Para que estemos en contacto! Te la doy especialmente a ti.)
En la nota estaba el ID de la aplicación de mensajes y su número de teléfono junto con dicho texto.
—¿Qué diablos es esto…? ¿Es esa cosa en la que llamas y te contesta su temible hermano mayor? ¿O podría estar tratando de arrastrarme a una estafa piramidal o algo así?
No voy a caer en ese tipo de trampas, Sandai arrugó la pequeña nota, la tiró a la papelera y se dirigió a su escritorio suspirando. Olvidando todo eso por ahora, se puso a estudiar para matar el tiempo hasta el comienzo de su serie de anime nocturna.
También mataba el tiempo con sus mangas o una que otra novela ligera, pero el ritmo al que Sandai las consumía era bastante rápido, y actualmente tiene cero retrasos.
Y como no tenía nada más que hacer, paraba estudiando a esa hora. Estudiar era algo normal para él, tanto que se acercaba a la rutina o hábito diario.
Tendría la opción de salir si tuviera un amigo, pero él era un solitario. No tiene a nadie con quien salir.
—Triste juventud.
Visto desde fuera, sin duda la vida cotidiana de Sandai lo parecería, y podría decirse que así era. Sin embargo, a cambio de esa amarga soledad, también había obtenido buenos resultados en las llamadas “calificaciones”. De hecho, desde que se matriculó en la escuela, ocupaba constantemente el primer puesto.
—…Ahora que lo pienso, me han dado dulces. El nombre de la tienda está escrito en la bolsa, así que supongo que esto realmente no parece ser una trampa o algo así.
Abrió la bolsa para comprobar el contenido, y vio que contenía amarettis. Como no había ningún olor extraño y no parecía que fueran a ser extremadamente picantes al comerlos, Sandai cogió uno y se lo metió en la boca.
(NT: Amarettis: Galletas de almendras que llegan a ser muy crocantes.)
Estaba delicioso y con la dulzura justa. Por muy gal que fuera, parecía que realmente no tenía intención de burlarse de la gente con la comida.
—…Esto es simplemente reconfortante.
Los comía mientras seguía estudiando, y los amarettis se acabaron en poco tiempo.
…Sólo espero no recibir ninguna atención extraña mañana, pensó Sandai mientras se metía en la cama, después de haber terminado de estudiar a altas horas de la noche, y terminar de ver el anime que había estado esperando.
…Aunque, de hecho, no iba a salir como él deseaba. Desgraciadamente, estaba pasando todo lo contrario.
—He oído que Yuizaki va a casa de un tipo y se ducha…
—Una mujer duchándose en casa de un hombre… tiene que estar haciéndolo, ¿no? Que jodido, ¿cierto? ¡Yo también quiero hacerlo con Yuizaki!
—Parece que ese hombre llamado Fujiwara o algo así es un sombrío solitario ¿Qué hace Yuizaki con un tipo así? Definitivamente soy un mejor hombre para ella.
—¿Tal vez le han lavado el cerebro con hipnotismo…? Eso o le encontró una debilidad. Me pregunto si también podré conseguir que Yuizaki sea mía si consigo conocer sus debilidades.
El bando que creaba rumores de forma irresponsable podría estar pasándoselo bien, pero el bando sobre el que se rumoreaba estaba extremadamente estresado. Sandai se vio poco a poco arrinconado mentalmente, el contenido de las lecciones le entraba por el oído y le salía por el otro, y al caminar perdía el sentido del equilibrio y estaba tambaleando..
Sin embargo, no podía callar las bocas de la gente. Sólo podía aguantar. Decidió acurrucarse como una tortuga en su asiento y esperar a que pasara el tiempo.
Pero entonces le pincharon en la espalda con la punta de un portaminas. Desahuciado miró hacia atrás preguntándose qué pasaba, y se encontró con una sonriente Shino.
Hablando de eso, ella se sienta detrás de él.
Qué está haciendo… Ya veo, lo entiendo. Si ella se involucra conmigo, me acorralarían aún más la gente de alrededor. Ella debe querer divertirse viendo eso. Ese tipo de cosas son divertidas de ver, no de vivir.
Ahora Sandai quería quejarse, pero ésa era precisamente la reacción que buscaba Shino, así que decidió ignorarla, sin querer empeorar la situación.
—Oye, oye, oye.
—…
—¿Estás ahí?
—…
Si no reaccionaba, lo más probable es que Shino perdiera el interés en poco tiempo. Se suponía que los gals tenían esa personalidad.
Por tanto, lo que debía hacer era sentarse tranquilamente y esperar a que pasara el tiempo. Pensando en ello, Sandai percibió que el entorno también se está calmando poco a poco como si hubiera sido todo un malentendido.
Su plan fue ampliamente fructífero.
Alrededor de la hora de la comida, Shino dejó de molestarlo, y empezó a conversar con sus propios amigos.
—…Probablemente todavía va a tomar un tiempo, pero parece que todo va a estar bien.
Sandai almorzó solo en la cafetería, dejó escapar un suspiro de alivio, volvió al aula y puso la mano en la puerta, pero se detuvo en seco cuando escuchó las voces de Shino y sus amigas hablando desde dentro.
—Dime, Shino, ¿es cierto que fuiste a casa de Fujiwara?
—¿Eh? Pues es verdad, también pedí una ducha y algo de ropa.
—¿Enserio? ¿Alguien como él es de tu gusto? ¿Pero Fujiwara es sólo un solitario?
Al oír cómo hablaban mal de él, Sandai empezó a enfurecerse.
Sin embargo,
—No se trata de gustos ni de nada… Es que me pareció un tipo amable, supongo.
—¿Amable?
—La razón por la que fui a casa de Fujiwara fue porque tropecé y me hundí en una canaleta. Además, estoy trabajando a tiempo parcial, así que cuando estaba pensando que tenía que hacer algo al respecto, me dijo “¿Quieres venir a mi casa?” Pude percibir que no había segundas intenciones en absoluto, así que… le seguí. Y luego no hizo nada raro como yo esperaba. ¿Ven? Fujiwara es amable.
—Siento que es simplemente más de ser un cobarde que amable, pero bueno, supongo que también eres muy sensible a ese tipo de cosas.
—Y también parece que te das cuenta de las segundas intenciones, y a menudo rechazas a los hombres con bastante dureza incluso antes de hablar con ellos.
—Shino… ¿podría ser que nunca hayas salido con un chico ni siquiera una vez?
—Es que… no soy buena con los chicos…
—Una real doncella. Esto es encantador.
Tal vez… Yuizaki no es una mala persona, pensó, y su ira se calmó justo después.
Sandai salió en silencio de la puerta y fue a mirar por la ventana del pasillo.
Los cielos azules y despejados se extendían sin cesar, y el sonido de las cigarras y el persistente calor del verano en torno a su piel se iban metiendo poco a poco en su cuerpo.
Al llegar la tarde, Shino reanudó sus ataques de piquete.
En cuanto a la razón para hacerlo de nuevo… Sandai no estaba muy seguro, pero de todos modos, su hostilidad hacia Shino se estaba desvaneciendo, y dudaba si esta vez debía responder o no.
Sin embargo, eso no significaba que hubiera cambiado lo suficiente como para intentar involucrarse con ella de forma proactiva sólo porque su hostilidad se estuviera desvaneciendo, así que seguía con el plan de ignorarla. En términos de la posición original dentro de la escuela, era una relación natural en la que ninguna de las partes se involucraría en primer lugar, y también tuvo una fuerte sensación de que debería volver a esa condición normal.
Sorprendentemente, Shino continuó piqueteando la espalda de Sandai al día siguiente.
En el momento en que las marcas parecían empezar a formarse en su espalda, decidió finalmente mirar hacia atrás, concluyendo que no iba a detenerse a menos que él se enfrentara a ella y hablaran.
Entonces se encontró con que Shino ponía una cara de tristeza. Sandai tampoco pudo evitar quedarse sin palabras ante esa expresión inesperada.
—¿Qué pasa con esa cara…?
—…estoy esperando, ¿sabes?
—¿Esperando? ¿Qué?
Hmph. Shino entonces miró repentinamente hacia otro lado.
—Ignoraste la nota que te di…
El murmullo de Shino fue tan pequeño que Sandai no pudo oírlo con claridad.
Sin embargo, estaba claro que se trataba de algún tipo de palabras que expresaban un cambio de sentimientos.
Y entonces, como si coincidiera con eso, todas las personas que miraban a Sandai empezaron a tranquilizarse.
Aunque todo había salido un poco diferente a lo esperado, Sandai debería estar legítimamente feliz, ya que este era el final que había esperado… dicho esto, inesperadamente lo que brotaba en su corazón no era alegría, sino un sentimiento difuso y vago.
Aquella sensación desagradable que nunca se iba y que se aferraba a él seguía permaneciendo incluso después de haber pasado un día y dos.
¿Por qué Shino ponía una cara de tristeza? Aunque ciertamente había llegado hasta el final sin dar ninguna reacción, no había dicho ninguna cosa cruel, ni la había amenazado ni nada…
Cuando Sandai se dio cuenta, había estado pensando en ello durante todo el día, y hoy también ha seguido dándole vueltas hasta después de las clases.
Comprendió que no podía seguir así. Si se prolongaba, se convertiría en un estorbo para su vida, así que tendría que hacer bien en regular su propio corazón.
La solución que tomó, después de mucho preocuparse, fue muy sencilla; olvidarla y fingir que nunca la has visto.
—…De acuerdo.
Se abofeteó las dos mejillas y trató de seguir con sus asuntos como de costumbre mientras era consciente de su subconsciente.
Después de volver a su apartamento, tomar un baño temprano, revisar los nuevos lanzamientos de mangas y novelas ligeras, comenzó a estudiar.
El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos.
Lo siguiente que supo, fue que eran poco más de las nueve de la noche.
Para tomarse un descanso, fue a prepararse un café y encendió la televisión. A esa hora se emitían dramas y noticieros, pero no tenía ningún interés particular en los dramas, así que eligió lo otro.
Un tifón se acercaba rápidamente. La Agencia Meteorológica ha emitido una advertencia de que llegará en dos horas y que la gente debe abstenerse de salir al exterior innecesariamente. Además, en respuesta al tifón, se ha suspendido el servicio de trenes durante todo el día y el último tren saldrá antes, a las 20:28.
Fue a comprobar el exterior a través de la ventana, y vio que llovía con fuerza, que el viento arreciaba. No se había dado cuenta, ya que había estado inmerso en el estudio, pero el tifón parecía acercarse rápidamente.
—Parece que no puedo salir a la calle… Aunque no es que tenga que hacer algo fuera — murmuró Sandai, y sonó el timbre.
—… ¿Quién es? ¿Una entrega a domicilio o algo así? No, no recuerdo haber pedido una entrega nocturna de paquetes… En realidad, no habrían venido en medio de todo este lío sobre la llegada de un tifón, aunque lo hubiera pedido. No me digan que es un nuevo reclutamiento religioso, y vienen a decir que este tifón es el Dios de la ira.
Sandai encendió la función de habla y vídeo del intercomunicador, y luego se congeló. Era Shino.
—Lo siento. Acabo de salir del trabajo y estaba a punto de ir a casa, pero los trenes no funcionan debido al tifón. Entonces, ¿puedo pasar la noche aquí?
Comprendió que no se trataba de una entrega nocturna de paquetes ni de una secta con alguna idea loca. Sin embargo, ¿cuál sería la forma correcta de responder a esto?
Desconcertado, incapaz de dejar que Shino se enfermara. Se apresuró a bajar a la entrada.
—Yuizaki…
—Yahoo.
—…Voy a preparar el baño, así que entra por ahora.
—¿Eh? ¿Estás seguro?
—Sólo vas a coger un resfriado así.
—…Gracias. Te lo agradezco.
Tras dejarla entrar a su casa, Sandai rellenó el agua caliente del cuarto de baño, y arrojó una toalla junto a un cambio de ropa en el vestuario.
—¡Wah! …Espera~ eres tan rudo. Tienes que ser más caballeroso o no serás popular, ¿sabes?
—No es que viva mi vida para ser popular — dijo Sandai, mezclado con un suspiro.
Shino hinchó las mejillas e hizo pequeños pucheros.
—Porque siempre eres tan frío… Aah no, eso no… Realmente no pareces pensar en cosas raras, así que supongo que por eso me interesas.
Sin embargo, era una voz demasiado pequeña para que Sandai la oyera.
—¿Sí? Dijiste algo, ¿qué pasa? ¿Tienes alguna queja o algo así?
—En realidad no. Shino sacó la lengua y se dio la vuelta.
Siento curiosidad por lo que está diciendo, pero me parece que no obtendría una respuesta, aunque la obligará a decírmelo. Probablemente no diga nada importante de todos modos, Sandai renunció a hacerlo, y cerró la puerta del vestuario.
La silueta de Shino, visible a través del cristal esmerilado del vestuario, dejó escapar un suspiro y comenzó a desnudarse. Mientras la sombra negra ponía la mano en la ropa interior, Algo pasó por la mente de Sandai.
Ahora que lo pienso… los mangas y las novelas ligeras suelen tener este tipo de situaciones en las que el protagonista tiene la oportunidad de espiar de forma pervertida.
Dado que en su PC se almacenaban muchas estas cosas, eso no significaba que fuera suficiente para él, aunque, como era de esperar, hay una línea clara entre la realidad y las obras creativas.
En la ficción, las chicas perdonarían fácilmente la perversidad, pero no es el caso en la realidad. Eso es algo obvio, o, mejor dicho, tiene una gran cantidad de miedo de causar cicatrices emocionales. En Shino en particular, ese riesgo parecía mayor.
Shino había dicho a sus amigas que no era buena con los chicos.
Era algo que Sandai había escuchado por casualidad, pero lo recordaba claramente.
El tono de voz de Shino no había sonado como si estuviera diciendo una mentira, así que probablemente fuera cierto, y además, él ya estaba generando otra idea.
Al principio, cuando hablaba con Shino, que había estado atrapada en la canaleta, había adoptado una actitud ligeramente cortante. Sólo después de que él le prestara una ducha, su comportamiento se suavizó un poco.
Si a Sandai no le gustara ella, un ataque suicida de acoso disfrazado de incidente sería un breve divertimento, pero no es que le gustara tanto. El hecho del comportamiento cortante era puramente porque pensaba que debía haber división entre las personas que viven de diferente manera.
Así que se limitó a volver a la sala de estar y esperar tranquilamente a que ella terminara de bañarse.
El segundero del reloj de pared giraba y el minutero se movía.
Una y otra vez se repetía, ya habían pasado 10 minutos, 20 minutos, 30 minutos.
A diferencia de él, que se daba un baño rápido, Shino ya estaba largo rato adentro.
—Bueno, también he oído que los baños de las chicas son más largos y todo eso.
Miró al exterior a través de la ventana, y observó fijamente el aguacero y el vendaval aún más fuertes. Volvió a mirar el reloj cuando ya había pasado algún tiempo y comprobó que era casi una hora.
Poco después, Shino salió usando la ropa que le había prestado.
—Uff~.
Su rostro parecía agradablemente feliz, quizá porque su cuerpo se había calentado.
Era terriblemente despreocupada a pesar de desordenar sus condiciones y sentimientos en muchos aspectos, aunque no era más que una cuestión de la forma personal de pensar y percibir las cosas de Sandai.
Él también podía llegar a tener una visión objetiva o así, por lo que sin exponer siquiera expresamente lo que tenía en su mente, se dirigió normalmente a Shino que estaba aplastando el cojín del sofá con su trasero.
—…Estuviste mucho tiempo en el baño.
—Las chicas se toman su tiempo.
—Yo terminaría en diez minutos.
—Tan rápido… ¿Los chicos son así?
—No tengo amigos, así que no lo sé, pero probablemente otros también lo hagan… Por cierto, tengo una cosa que quiero preguntar.
—¿Qué pasa?
—Creo que has dicho que tardarás una hora en tren en llegar a casa, ¿no? Sé que no es una distancia que puedas recorrer a pie, pero…
—¿Pero?
—¿Está bien que te quedes aquí? Soy un hombre y aquí no hay nadie más que yo. ¿Tus padres te permiten ese tipo de cosas?
—Ah… puede que me regañen si se enteran, pero… bueno está bien. Ya les he dicho que me voy a quedar en casa de una amiga.
Sandai se quedó con la boca abierta. Y ante esto Shino se río.
—Me alegro de que estén preocupados… pero en realidad está bien, ¿saben? Nunca he mentido así antes, así que mis padres confían bastante en mí. No te preocupes.
—¿Así que esa es la primera mentira? Aunque tengo la sensación de que no está bien…
—Sabes, de vez en cuando dices cosas divertidas.
—Sólo estoy diciendo cosas al azar. Más importante, ¿no pensarías normalmente en quedarte en casa de una amiga en lugar de desviarte de tu camino para venir a mi casa y todo eso? Podrías encontrar a alguna viviendo por aquí si lo intentas, ¿no? Estamos cerca de la escuela, y creo que hay muchos que deciden su instituto con una razón como “el viaje a la escuela es fácil”.
—Seguro que hay chicas que viven cerca, pero… quizás las puedo incomodar.
—Así que estás diciendo que está bien incomodarme.
—Eso no es lo que yo… Es sólo que este fue el lugar que de repente pasó por mi mente.
Shino puso ojos de cachorro y juntó los dedos.
A Sandai le sorprendió aquel gesto de disculpa totalmente aparente, y perdió toda motivación para preguntar con detalle el motivo de la visita.
—Así que, bueno… Ya estás acá, y no tiene sentido seguir dando tantas vueltas.
—Muy bien.
—Quizás la decisión que tomaste tenía mucho sentido en ese momento, Yuizaki.
—Me avergüenza que me des esos cumplidos.
—No es que te esté felicitando… Entonces, ¿qué vas a hacer con tu uniforme? Olerá si lo dejas secar directamente por haberse empapado la lluvia.
—Ah, sobre eso… con este tifón… las tintorerías probablemente no abrirán, ni siquiera la que funciona las 24 horas del día.
—Supongo que estarán cerradas temporalmente.
—Me lo imaginaba. Supongo que lo haré yo misma. Préstame detergente y un cubo si tienes.
Sandai se sorprendió ante la petición de Shino.
… ¿Una gal que no parece tener ni idea de las tareas domésticas lavando su propia ropa? Siquiera, ¿los uniformes pueden ser lavados por uno mismo?
Aunque no podía ocultar sus muchas confusiones, por el momento aceptó a petición suya mientras trataba de aclarar sus ideas.
Y entonces Shino se acomodó las mangas y el dobladillo de la ropa y comenzó a lavar hábilmente su uniforme.
—…tengo una lavadora, ¿sabes?
—Este tiene que ser lavado a mano. ¿Has visto la etiqueta?
—¿Etiqueta?
—Mira, aquí.
Shino le mostró la parte interior de su uniforme. Había una etiqueta con un dibujo de lo que parecía una mano sumergida en un cubo.
—Esta ilustración significa que debes lavarlo a mano, así que nada de lavadora.
—Nunca me había fijado en estas cosas… En realidad, eres una gal, pero conoces estas cosas domésticas, ¿eh?
—Eso es sólo un prejuicio de que las gals no saben de trabajos domésticos~.
Es verdad. Simplemente es un prejuicio categorizar arbitrariamente a las personas y asumir que son como tal o cual.
—…Me equivoqué al suponerlo.
Cuando se está claramente en un error como éste, cuantas más excusas se pongan, más profundo será el daño. Es mejor pedir disculpas, para que la herida sea superficial.
Shino le mando una sonrisa a Sandai, que se disculpaba dócilmente.
—Guau, ¿te has disculpado? ¿Podría ser esta mi victoria?
—No creo que se trate de ganar o perder… pero bueno, digamos que esta vez lo hiciste.
—Fufuh… Pero bueno, la impresión que tienes no es en realidad tan equivocada. Hay muchas chicas que no pueden hacer las tareas domésticas en su totalidad. Supongo que puedes averiguarlo fácilmente si miras sus uñas.
—¿Uñas…?
—Mis uñas. Son normales, ¿cierto?
Las uñas de Shino eran, en efecto, normales, pero al no entender su relación con los trabajos domésticos, Sandai ladeó la cabeza.
—¿Has visto alguna vez a una chica con uñas llamativas? Con diseños de flores, brillos y cosas así.
—…Ahora que lo mencionas, creo que hay algunas.
—La manicura es bonita, pero el color o el esmalte puede salirse al cocinar o lavar la ropa. Por eso supongo que las chicas que se dedican a las tareas domésticas tienden a ser más reservadas. Bueno, supongo que también hay chicas que lo hacen sin preocuparse, y no tener manicura no significa necesariamente que no puedan hacer las tareas del hogar… pero es la tendencia, creo…
—Ya veo.
Sandai asintió al entender la explicación.
—Así que… En mi casa no hay mucho dinero, y ayudó con las tareas domésticas, incluyendo el cuidado de mi hermana pequeña cuando tengo tiempo, y también tengo un trabajo a tiempo parcial para poder tener algo de dinero para usar libremente por mi cuenta, es una tienda de comida, así que no puedo ni hago nada con mis uñas.
—…Escuchar ese tipo de historias está cambiando mi impresión de ti.
—¿Ah, sí?
—Empiezas a parecer una chica más normal.
—¡Gracias! Cuando hablo contigo, de alguna manera me resulta divertido. Es extraño — dijo Shino. Al momento siguiente, un dolor punzante recorrió el pecho de Sandai.
De repente, se sintió algo avergonzado por haber intentado alejarse de ella, pensando que no interactuar iba a ser lo más normal.
Shino debía de querer tener una conversación exactamente igual a la que tenían ahora; en definitiva, sólo había querido tener una amistad con él.
Se había negado a una cosa tan simple.
Cuando se dio cuenta, se sintió culpable.
—…¿Qué pasa, Fujiwara? Parece que te duele mucho. ¿Te duele la barriga o algo así?
—No, nada de eso. Bien, te ayudaré con el lavado. Por favor, déjame hacerlo también.
Era una oferta que, a la manera de Sandai, también pretendía ser una expiación.
Sin embargo, la cara de Shino se puso muy roja y agitó ambas manos exageradamente para decirle que no.
—Está bien, no necesitas ayudar. No pasa nada.
—Vamos, no seas tan reservada. Sobar requiere bastante fuerza, ¿no? Como hombre puedo ser de…
—-¡Estoy diciendo que está bien! — grito Shino.
Sandai dio un paso atrás con un sobresalto. No había esperado que lo rechazaran tan rotundamente.
—D-Diablos… Al parecer no te agrado lo suficiente.
—No… quiero decir eso.
—¿Eh?
—Quiero decir… que también estoy lavando mi… ropa…
—…¿Qué dijiste?.
—También estaba lavando mi ropa interior junto con ella, así que… no…
Al mirar de cerca el interior del cubo, pudo ver algo rojizo bajo las burbujas. El uniforme no era de ese color, así que, en otras palabras, era su ropa interior.
Recordando, Shino estaba empapada cuando apareció. Por supuesto, su ropa interior también estaría mojada.
Sin darse cuenta de que habría bastado con pensar un poco para darse cuenta, la cara de Sandai se puso tan roja como la de Shino, todo por la vergüenza de haber visto su ropa interior, aunque fuera accidentalmente.
—Ya veo… Así que también has estado lavando ropa interior…
—Sí… la estaba lavando…
Incapaz de soportar del todo aquel extraño estado de ánimo, terriblemente difícil de describir, Sandai se dio la vuelta, salió corriendo hacia el salón, se sentó en el sofá y se distrajo viendo la continuación de la cobertura del tifón que llegaba desde el televisor.
(…El tifón ha tocado tierra mientras sigue moviéndose lentamente, y se espera que el temporal de lluvia continúe hasta la madrugada. La Agencia de Meteorología y la compañía eléctrica responsable han aconsejado extremar las precauciones ante los cortes de luz y demás, ya que se ha confirmado la caída de rayos en algunas zonas.)
Al escuchar al presentador de las noticias dando información sobre el tifón actual, su timidez se fue desvaneciendo. Al escuchar una charla seria, su excitación disminuía sorprendentemente.
Sin embargo, mientras que él se había calmado, Shino seguía sonrojada cuando regresó tras terminar de lavarse un rato después.
—¿Terminaste?
—…Sí.
—Ya veo.
—…Esto no te lo dije, pero encontré una secadora y la usé. Lo siento.
—¿Secadora? Oh, claro, puedes usarla.
—Gracias… Quiero decir, es increíble tener una en casa. Tiene que ser caro, ¿no?
—Me lo pregunto. No sé si es caro o barato. Era algo que se había equipado desde el principio. Y lo que es más importante, ¿qué hiciste con el uniforme después de secarlo?
—Lo he doblado para que no pierda su forma, y luego lo he colgado allí. Shino señaló hacia un borde ligeramente sobresaliente en la esquina de la habitación. Allí estaba colgado con la percha suavemente enganchada a él.
Había un espacio para dejar que la ropa seque, por lo que no era necesario colgarlo en ese lugar, sin embargo…
—No tienes que dejarlo ahí…
Y allí Sandai se dio cuenta de que Shino bajaba la cabeza y hacía un tímido puchero con los labios, y adivinó la razón por la que había decidido colgarla en un rincón.
Como también estaba su ropa interior, ella había elegido a propósito un lugar donde no estuviera a la vista de Sandai en la medida de lo posible.
—En realidad, sí, ese podría ser el mejor lugar. Está inesperadamente cerca del aire acondicionado. Es posible que aún esté un poco húmedo por mucho que hayas usado la máquina de secado. Las máquinas tampoco son perfectas a veces.
Sandai hizo uso de su tacto para cambiar de tema y accionó el aire acondicionado. Entonces Shino se dio una palmadita en el pecho con cara de alivio.
No es que fuera especialmente consciente de ello, pero la conversación se detuvo ahí. Sólo el sonido procedente del televisor seguía resonando en la silenciosa habitación.
La que primero no pudo soportar este estado de ánimo algo sofocante fue Shino.
—No tenemos nada que hacer — murmuró en voz baja.
—¿No tenéis nada con lo que jugar?
—…Pues, no se realmente.
—Cualquier cosa está bien. Por favor.
—Supongo que no tengo otra opción… Voy a buscar algo así que espera.
Sandai fue a rebuscar en el armario y en el ropero, y encontró una vieja videoconsola y juegos de su infancia. La miraba completamente cubierta de polvo, y de alguna manera le venían algunos recuerdos desagradables.
Era algo que había comprado con la vaga sensación de querer jugarlo con amigos algún día, sin embargo… no pudo hacer amigos.
Como siempre había estado solo y no tenía a nadie con quien jugar, no podía aficionarse tanto a los videojuegos, y se había aficionado cada vez más a los animes nocturnos, los mangas, las novelas ligeras y demás, cuyo contenido podía disfrutarse incluso en solitario.
También es una pérdida de tiempo mirar a tu propio y triste pasado. El pasado es, después de todo, el pasado. No hay más remedio que aceptarlo, y Sandai lo hizo.
De momento, volvió con Shino con la videoconsola y un videojuego de mesa de su elección que parecía poder jugarse con dos personas.
—He encontrado un videojuego aquí.
—¡Bien! Entonces, vamos al grano.
—Para que conste, esta es una videoconsola bastante antigua, ¿vale? No tiene los mejores gráficos ni tanta calidad como las más nuevas. No te quejes.
—No lo haré. Así que empecemos.
Sandai estaba ligeramente preocupado por si realmente no iba a presentar una queja, pero era un temor infundado. Cuando pusieron en marcha el juego, Shino lo estaba disfrutando perfectamente.
El tablero de juego seguía avanzando con el tiempo, y se acercaban al punto medio.
—Espera, Fujiwara… no uses el objeto para robar que acabas de elegir. Parece que está robando al azar, no quiero llegar a ser el objetivo.
—Entonces, ¿cuándo podré usarlo?
—Vamos, no es necesario que lo uses.
—¿Eeeh…?
—Por cierto, ¿no son los NPCs demasiado buenos?
—Está configurado en el ajuste más débil, pero es cierto, de alguna manera parecen tener habilidad.
La configuración se estableció en “Fácil” para que incluso dos principiantes pudieran disfrutar del juego, pero por alguna razón, los NPCs estaban arrasando y ocupando los primeros puestos, incluso en los minijuegos que se jugaban por el camino.
—Vamos, volvamos a empezar desde el principio.
—…Bien. Entonces vamos a reiniciar.
Como ciertamente no sería divertido continuar como estaba, Sandai decidió reiniciar desde el principio como le decía Shino.
Entonces, esta vez, los NPCs se volvieron dramáticamente más débiles.
El anterior probablemente había sido un error o algo así, y cuando el juego avanzó hasta el punto medio de nuevo, Shino estaba en primer lugar esta vez. Y Sandai estaba en tercero.
—Estamos a punto de entrar en la segunda mitad, y ya estoy muy por delante. Supongo que esta es mi victoria~.
—El siguiente es mi turno, aun puedo…
—Ya deberías rendirte~.
A pesar de estar irritado por la triunfante Shino, Sandai tiró los dados con calma y cogió una extraña caja en la baldosa a la que había avanzado. Pulsó “Sí” en la ventana emergente “¿Quieres abrirla?”, y apareció un objeto que permitía a los compañeros cambiar de lugar.
—Guau esto es…
Comprobó con una mirada a Shino, y su expresión serena daba un giro de 180 grados. Parecía estremecerse ante el imprevisto; moviendo las manos temblorosamente.
—No lo usarás… ¿cierto?
—Ah… Bueno, en realidad no me importa ganar o perder de todos modos.
—Gracias a Dios…
—Aunque, ahora que lo tengo es un desperdicio no usarlo, ¿no? Me dices que no use el objeto, pero ya sabes, no es divertido para mí si acepto tu propuesta. Dicho esto, Sandai pulsó el botón y lo utilizó. El resultado: cambió de lugar con Shino y saltó al primer lugar.
—¡Mentiroso!
—Nunca he mentido.
—¡Pero dijiste que no lo usarías! No te importa ganar o perder, ¿cierto?
—Ciertamente dije “no me importa ganar o perder”, pero nunca dije “no lo usaré”, ni siquiera una vez. Me malinterpretaste.
Ahora, al borde de las lágrimas, Shino se golpeaba el hombro. Sandai no pudo evitar sonreír al verla tan seria por un simple juego.
Y entonces…
Un rayo cayó cerca en el siguiente instante, y toda la electricidad se cortó. Ambos abrieron los ojos de par en par sorprendidos por el repentino suceso.
—Cayó un rayo… y se puso todo oscuro.
—Debe ser un corte de energía.
—Sólo espero que regrese pronto.
—Creo que “pronto” es exagerado. La tormenta fue una locura, y supongo que no será fácil hacer las reparaciones.
—…A pesar de que estábamos en medio de un juego.
Sólo podían ver débilmente en la oscuridad total, sin embargo, Sandai aún podía notar de alguna manera que Shino estaba inflando sus mejillas.
Ella parecía querer jugar un poco más, pero un apagón era un accidente que escapaba a su control. Tendría que hacerla desistir.
—Se estaba haciendo bastante tarde de todos modos, y es hora de dar por terminado el día aunque no haya habido un apagón. Es hora de que la mayoría de la gente se vaya a la cama.
—Supongo que no se puede evitar. Y entonces… ¿dónde duermo?
—Puedes ir por allá y usar la cama de mi habitación.
Sandai no tuvo ningún reparo en prestar su propia habitación a Shino, una chica. Por suerte, se había deshecho de todos los libros xxx que tenía, y lo único que había en su habitación era la cama, los materiales de estudio y, después, mangas y novelas ligeras.
Y en cuanto a las cosas almacenadas en su PC, el propio PC no podía ser utilizado en primer lugar debido al corte de energía. Aunque fuera en tiempos normales, siempre estaría bloqueado.
Resumiendo: mientras no hubiera nadie detrás de él mientras apreciaba cosas lascivas, no había nada por qué preocuparse.
—Te agradezco que me prestes tu propia habitación, pero… ¿dónde vas a dormir?
—Puedo ir a dormir al sofá o al suelo.
—¿No hay cama o futón en otras habitaciones?
—Antes había una en la habitación que usaban mis padres, pero rara vez volvían, y cuando lo hacían, sólo pasaban un rato y se volvían a ir más tarde ese mismo día. La tiraron porque dijeron que no la usaban. Y ahora se ha convertido totalmente en un trastero. Para que conste, no hay necesidad de preocuparse extrañamente por mí, ¿de acuerdo? Si dejo que una chica duerma al azar en algún sitio y yo duermo a pierna suelta en mi cama, me sentiría un idiota, y no quiero ser así. Solo piensa que tengo esa idea, y duerme tranquilamente — dijo Sandai con naturalidad, y Shino se rió.
—Aunque no es que lo intente. Si fueras un idiota como dices, no habría elegido voluntariamente tu casa como refugio, ni te habría pedido que me dieras algo para jugar, vamos.
—…Supongo que eso también es cierto.
—Pero bueno, gracias, por decirlo de una manera que me facilita la mente… Y entonces, ¿dónde está tu habitación?
—Por allí.
—Vamos, has dicho que está por allí pero no puedo ver nada ya que está muy oscuro… Agarra mi mano y guíame.
Shino tomó la mano de Sandai y entrelazó sus dedos.
El corazón de Sandai se aceleró espontáneamente al sentir la mano pequeña, delgada, suave y ligeramente fría de la gal.
—Tienes… una mano fría.
—…¿Sabes qué clase de persona es alguien con las manos frías? Es una superstición que se dice que existe desde siempre.
Sandai olvidó dónde lo había oído, pero también había escuchado la superstición que mencionó Shino. Alguien con las manos frías tiene un corazón cálido o amable, algo así.
Sandai era de la opinión de que las supersticiones eran sólo supersticiones, aunque ahora sentía que podía creer en ellas.
La razón era sencilla.
Sandai estaba adoptando una actitud bastante fría hacia Shino. Sin embargo, sin importarle eso, ella estaba interactuando con él como si nada.
Shino era amable, y su mano estaba fría, por lo que también le hacía sentir que podía creer en esas cosas.
—…Gracias, Yuizaki.
—¿Qué pasa?
—Eres realmente amable.
—…Elogiándome no conseguirás nada, ¿sabes?
—No es que lo dijera porque quisiera algo. Sólo intente decir lo que sentía. He sido bastante frío, y sin embargo tú sigues siendo amable. Por eso me dieron ganas de darte las gracias… Estoy seguro de que eres la mujer más agradable del mundo dijo — Sandai como si quisiera soltarlo todo.
Entonces, Shino tragó saliva y, de repente, se quedó en silencio sin pronunciar una sola palabra.
A pesar de sentirse ansioso por saber si la había desanimado, Sandai no se arrepentía. Al fin y al cabo siempre había sido un solitario durante toda su vida, sabía por experiencia que un momento en el que pudiera transmitir lo que siente era precioso.
Así que, a pesar del silencio de ella, no hubo ni una pizca de arrepentimiento.
Sin embargo, Sandai no tenía ni idea de cómo se había tomado Shino las palabras que acababa de decir. Shino no hizo ningún gesto tratando de quitarle la mano de encima, así que supo que al menos ella no lo consideraba espeluznante, pero…
Desgraciadamente, al no poder ver su expresión debido a la oscuridad total, no había material para emitir un juicio.
Al saber simplemente que no lo consideraba desagradable, Sandai ni siquiera pensó en intentar saber más.
Si los sentimientos de gratitud fueran plenamente aceptados, no habría necesidad de saber más.
Cuando llegaron al dormitorio, Shino, que seguía en silencio, tanteó para confirmar la forma de la cama, se tumbó de lado y se acurrucó agitadamente.
—…Buenas noches — murmuró Sandai a Shino y salió en silencio de la habitación.
Pero inmediatamente después, pudo escuchar el sonido de brazos y piernas agitándose desde la habitación.
—¿Qué pasa?
Tras asomarse nerviosamente a la habitación, recordó que tenía su celular en su bolsillo, y encendió su linterna para ver el interior.
—He oído algún tipo de ruido hace un momento — trató de hablar con Shino — ¿ha pasado algo? — pero Shino permaneció envuelta en la cama y no movió ni un músculo.
—Oye.
—…
—No responde… debe estar dormida. ¿El ruido de ahora fue mi imaginación?
Sandai cerró suavemente la puerta de la habitación, y comprobó la hora mientras apagaba la linterna de su celular.
Eran las 00:20, más o menos la hora en que comienza su afición al anime nocturno.
Le gustaría mirar si pudiera, pero parecía imposible en la situación actual con la energía todavía cortada.
Pero aún quedaba tiempo hasta el comienzo de la emisión, por lo que todavía existía la posibilidad de que la energía volviera a funcionar antes de ese momento.
Sandai decidió esperar.
Sin embargo, la luz seguía apagada incluso cuando llegaba la hora de la puesta en marcha.
—…Soy más de querer ver el anime en su primera emisión, pero la situación es la que es. Supongo que lo veré online más tarde.
Sandai se tumbó en el sofá y cerró los ojos. El lugar era sorprendentemente cómodo, y rápidamente se quedó dormido.
A la mañana siguiente.
Él pudo seguir durmiendo. Pero lo que finalmente le hizo despertar fue un olor a cocción que le hacía cosquillas en las fosas nasales y recibir una y otra vez golpes en la frente con un cucharón.
—Le-van-ta-te.
—Mi frente…¿eh, Yuizaki?
—Por fin te has despertado~.
—Pues sí, ¿has estado golpeando mi frente con ese cucharón todo este tiempo?
—¿No crees que es malo que no te despiertes?
—Era por eso…
—Lo hacía sin intentar hacerte daño, así que puedes estar tranquilo.
—Ese no es el problema… Por cierto, desde antes ahí un olor delicioso. Sandai miró la mesa mientras seguía a su nariz, y vio un sencillo pero deleitable desayuno de arroz cocido, pescado a la parrilla, sopa de miso y verduras en escabeche.
—Esto es…
—El desayuno. Lo he hecho yo.
—¿Lo hiciste tú? ¿A pesar de que no había ingredientes?
—Ah, ciertamente no hay nada, pero…
Sandai prácticamente no se cocinaba a sí mismo, confiando en cambio en las comidas envasadas del supermercado o de la tienda de conveniencia. No había ni un solo ingrediente en casa, salvo el arroz y los condimentos que guardaba por si acaso, así que ¿de dónde salieron el pescado, las verduras en escabeche y la sopa de miso?
Shino sonrió irónicamente, mientras que él inclinaba la cabeza con desconcierto.
—Salí a comprar ingredientes. El tifón ha pasado, así que pensé que tal vez el supermercado estaría abierto desde primera hora de la mañana. Me diste un lugar para quedarme, así que al menos te ofrezco esto.
Parecía que lo decía como agradecimiento. Sin embargo, Sandai no le había dado a Shino un lugar para quedarse porque quería que hiciera algo así.
Sin embargo, sería ciertamente difícil decirle que se echara atrás ahora que el plato estaba terminado. Shino también se había tomado la molestia de hacerlo, así que seguramente se volvería una situación negativa si él se negaba.
Al no tener otra opción, al final decidió aceptarlo… pero antes.
Shino dijo que había salido a comprar los ingredientes, lo que significaba que había gastado dinero; Sandai se sentía inexplicablemente mal por eso. Cogiendo su billetera, se acercó a Shino-
—Ouch.
Ella le golpeó la cabeza con el cucharón.
—¿Por qué has sacado eso?
—No, me refiero a que cuesta dinero comprar los ingredientes, ¿no?
—No me costó tanto. Ni siquiera son mil yenes.
—Tal vez por la molestia de salir a comprar y hacerlo…
—El supermercado está muy cerca, y ni siquiera estaba haciendo algo difícil ~. Son sólo cosas que puedo hacer rápidamente. ¿No puedes decir honestamente “gracias” como lo hiciste anoche?
Mientras Sandai se devanaba los sesos para dar el dinero de alguna manera, la expresión de Shino se volvió gradualmente severa. Estaba claramente descontenta.
Tampoco era que Sandai buscará pelea, así que tendría que retroceder ahora que ella había tomado esa actitud. Tenía algo en mente, pero detuvo la inútil resistencia y expresó su agradecimiento.
—…Gracias.
—¡Eso es bueno!
Al ver que ella sonreía alegremente, a Sandai se le cortó la respiración. Después de todo, era excesivamente bonita.
Shino era originalmente una de las chicas más hermosas, así que era obvio que sería bonita, pero Sandai nunca había sido consciente de ello ni se había fijado bien.
Hermosos ojos con un párpado perfectamente delineado. Una nariz que no era ni demasiado alta ni demasiado baja, una piel clara que desprendía una sensación refrescante. El pelo de la coleta suave y esponjoso también, el final estaba ligeramente teñido de color flor de cerezo, lo que realzaba la esponjosidad y la belleza.
Eso le hizo darse cuenta de que era una chica realmente hermosa que parecía hacer sombra a todas las idols que había visto.
—¿Qué pasa? Me estás mirando.
—No es nada…
Como era de esperar, no fue capaz de decir que quedó cautivado.
—Eres raro. ¿Y qué tipo de comida sueles comer?
—De qué tipo… Compro comidas empaquetadas. Cocinar para mí mismo es molesto, así que no lo hago.
—Eso es algo típico del hombre.
—Lo que tú digas.
Sandai miró hacia otro lado, tomó asiento y comió el desayuno en silencio. En respuesta, Shino suspiró, pareciendo querer decir: Vaya por Dios.
Después de terminar el desayuno, lavaron los platos y decidieron ir juntos a la escuela, ya que de todos modos iban a la misma.
—…Es la primera vez que voy a la escuela con un chico.
—…También es la primera vez que voy a la escuela junto con una chica.
Mientras avanzaban, evitando los charcos de agua creados por el tifón, Shino se adelantó de repente y se dio la vuelta.
—Hablando de eso, toma. Shino sacó una hoja de memorándum que rebuscó en su bolsa, y la metió en el bolsillo del pecho de Sandai.
—¿Qué es…?
—Lo escribí apresuradamente antes de que te despertaras, así que puede ser un poco difícil de leer, pero… es una carta con mi información de contacto.
—¿Dirección de contacto?
—Sí. También metí una cuando te devolví la ropa, pero pensé que quizá se había perdido en algún sitio. Por eso te doy otra.
Entonces Sandai recordó; sobre el pequeño papel en su ropa había asumido como una broma, que había arrugado y tirado.
Aunque ahora lo entendía, aquello no había sido una broma.
—No lo pierdas esta vez, ¿okey? Estaré esperando tu mensaje.
En el mundo coloreado por la luz reflejada por los charcos de agua, Shino puso una sonrisa en su rostro, y las mejillas de Sandai se calentaron ante esa visión.
—¿Eh? ¿No se te está poniendo la cara roja?
—…No es eso.
—Se puede ver, ¿sabes?
—No estoy rojo. Es por el reflejo de la luz o la ilusión óptica o el ángulo o algo así.
—No creo que sea así~.
Repitiendo esas preguntas y respuestas, Sandai sintió una extraña sensación que nunca había experimentado: algo un tanto dulce y agrio.
Su corazón está saltando.
Lo que hizo que lo que estaba en su pecho extrañamente inestable pudiera calmarse fue gracias a las ruidosas miradas que les señalaban desde los alrededores tras llegar a la escuela y pasar por la puerta.
El hecho de que fueran a la escuela juntos parecía haber dado una energía renovada a los rumores y sospechas, y naturalmente, los susurros de los alrededores llegaban a sus oídos incluso sin que él intentara escucharlos.
Era un tipo de atención bastante irritante para ser honesto, pero Sandai no estaba particularmente perturbado porque ya había experimentado una situación así una vez.
—Mira, por allí.
—Lo sabía, esos dos…
—Se están poniendo cariñosos.
—¿Significa esto que ese chico es… el novio de Yuizaki? …Supongo que es así ya que están juntos… Un solitario como ese… El mundo es tan ridículo.
—Creo que es hipnotismo. A Yuizaki le han lavado el cerebro. Quiero decir, ¿cómo podría ser posible?
—¿Qué quieres decir con hipnotismo? No hables tonterías.
…Seguro que vuelven a decir lo que les da la gana.
Sandai suspiró, y a su lado, Shino inclinó la cabeza y parpadeó repetidamente. Era un gesto que parecía querer decir: No sé por qué me miran.
—De alguna manera… Siento que me miran más de lo normal. Algo similar también ocurrió hace un rato, pero me pregunto por qué.
Estaba fingiendo ignorancia… no. Shino no parecía ser consciente de lo llamativa que era su existencia.
No, más exactamente, ella no era consciente de ello deliberadamente, o algo por el estilo tal vez.
Cuando los humanos están estresados, se cierran y evitan la información, independientemente de que lo hagan consciente o inconscientemente. Sandai tenía una tolerancia al estrés relativamente alta y no bloqueaba la información hasta el mismo extremo que Shino, pero eso era una especie de descaro.
—Por el momento… supongo que será mejor que nos mantengamos alejados en la escuela.
Sandai pensó que ésa sería la mejor manera de aligerar la carga de Shino, aunque fuera un poco. El grado de eficacia no estaba definido, pero debería ser mejor que no hacer nada.
Sin embargo, a Shino no pareció gustarle la propuesta de Sandai y puso mala cara.
—¿Por qué? ¿Por qué quieres alejarte?
—¿Por qué, preguntas…? ¿No lo entiendes? De todos modos, olvídate de mí en la escuela, llévate bien con el resto. ¿No estás siempre hablando con otras chicas y cosas en el aula?
—De repente siento frío…
—Ahora podemos hablar fuera de la escuela si queremos. Después de todo, tengo tu número y eso. No es necesario que estemos juntos ahora. …me pondré en contacto contigo esta noche. Te lo prometo.
Las palabras que Sandai murmuró con el flujo fueron, sin querer, las primeras en las que, por su propia intención, declaró tener una relación con Shino.
Su corazón temblaba; más que las tiernas hojas frescas que empezaban a brotar. Shino pareció darse cuenta de aquel cambio y abrió mucho los ojos, sorprendida.
—…escuché tus palabras hace un momento fuerte y claro, y nos la voy a olvidar. Contactaras conmigo yo no me acercaré a tu en la escuela, Es una promesa que tú mismo has dicho, así que no puedes romperla, ¿okey?
—Lo tengo.
—¡Bien!
Pom-pom,
Shino se alejó, encontró amigas entre los estudiantes que venían a la escuela, se unió al grupo y empezó a charlar alegremente como siempre.
Todavía detenido, Sandai apretó sus manos contra sus propias e indefensas mejillas, que ardían desde hacía tiempo, con el fin de refrescarlas.
Sin embargo, el calor no se iba. Era un fuego que permanecía en el centro de su cuerpo.