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Sakuta apagó el ordenador más de una hora después de empezar a buscar “Iwamizawa Nene”. Estaban a punto de dar las seis.

Caminando por el pasillo, donde el único sonido eran sus pasos, salió del edificio principal de la escuela. El cielo, que al principio estaba oscuro por la lluvia de la mañana, ahora estaba negro como el carbón. La avenida arbolada, con sus centelleantes farolas, estaba ahora completamente iluminada con la atmósfera de la noche.

Aun así, se pueden ver algunos estudiantes paseando por la avenida arbolada aquí y allá. Algunos estudiantes de ropas blancas se cruzaron con Sakuta de camino a casa. Probablemente un estudiante de cuarto año haciendo su investigación de graduación. En la mano llevaba una bolsa de supermercado con una taza de fideos de arroz y una botella de café de plástico.

¿Tendrá Sakuta que vivir así?

Con esto en mente, se dirigió a la estación y subió al tren rápido, que llegó poco después.

El tren Keikyu tardó unos 20 minutos. En la estación de Yokohama, donde subían y bajaban muchos pasajeros, Sakuta también cambió de tren.

Esta vez tardaron unos 20 minutos en la línea Tokaido.

Eran más de las siete de la tarde cuando Sakuta llegó a la estación de Fujisawa, donde iban y venían muchos trabajadores.

Harto de la persistente lluvia, Sakuta se dirigió a casa con un paraguas.

Caminó por el familiar sendero que llevaba a su piso, pensando. De su investigación de hoy ha aprendido algunas cosas.

En primer lugar, al buscar “Iwamizawa Nene”, sus redes aparecieron al principio de la lista. Es un tipo de SNS en el que publica fotos y textos cortos.

Una mirada más atenta reveló que había estado haciendo de modelo en su ciudad natal, Hokkaido, desde que era estudiante de segundo año en la preparatoria, antes de ser elegida ganadora del gran premio Misscon.

Entonces se explicó que se había trasladado a la prefectura de Kanagawa cuando fue a la universidad.

Siendo estudiante universitaria, se unió a una agencia de modelos tras arriesgarse en un concurso de belleza. Trabajó principalmente para revistas de moda.

En las redes sociales, escribió con orgullo sobre el aumento gradual de sus actividades como modelo. Sin embargo, las cosas parecían ir bien hasta la primavera de este año. Después del 6 de abril, dejó de actualizar sus redes sociales.

“Quizá fue entonces cuando dejó de ser reconocida”

Por lo que Sakuta sabe, la Santa en minifalda Touko sólo es visible para él. Nadie la reconoce. No le basta con trabajar de modelo.

Sin embargo, al buscar en las redes sociales, no se mencionaba a Touko Kirishima en ningún sitio. Tampoco se mencionó la música.

¿Significa esto que estaba completamente separada de su trabajo como modelo?

La razón no estaba clara para Sakuta, que no era la persona en cuestión. Bueno, tendría que preguntárselo la próxima vez que le vea.

Cuando llegó a esa conclusión, Sakuta se fijó en un coche familiar aparcado frente al edificio de apartamentos que había venido a ver.

Una minivan blanca.

Era el coche conducido por la mánager de Mai, Ryoko Hanawa.

Al acercarse, vio a Ryoko en el asiento del conductor.

Ryoko se fija en Sakuta y le hace una reverencia. Sakuta también devolvió la reverencia.

Sin embargo, la mirada de Ryoko se desvió inmediatamente hacia un lado. Estaba mirando la entrada del piso de Sakuta. Sakuta también miró en esa dirección y vio a Mai saliendo del interior.

Sakuta se acercó a Mai, que estaba a punto de poner un paraguas, e inclinó el suyo.

“Sakuta, bienvenido. Llegas tarde”.

“He vuelto, Mai-san. Estaba investigando”.

“¿Tarea universitaria?”

“No específicamente”.

“¿Has hecho algún progreso?”

“No sé lo suficiente para decir que lo entiendo, así que ¿qué puedo decir?”

Es una historia inconclusa, así que por mucho que intente explicarla, se quedaría a medias.

“Bueno, ahora no tengo tiempo, te llamaré por la noche”.

“Mai-san, ¿irás al trabajo ahora?”

“Mi trabajo es mañana, y voy a entrar hoy. Asisto a un festival de cine en Fukuoka”.

“¿En la que tienes que llevar un vestido y todo eso?”

“Me pondré uno. Es precioso”.

“Yo también quiero verlo”.

“Ryoko-san hará muchas fotos”.

“Quiero verlo en persona”.

Cuando Mai empezó a alejarse, él fue con ella a la parte trasera del coche para evitar mojarse bajo la lluvia. Mai fue recibida por unas puertas correderas que se abrieron automáticamente.

“La cena, la hice para ti, así que cómetela con Kaede-chan”.

Mai entra en el coche. En cuanto se sienta, se pone el cinturón. “Gracias”, dijo ella, sin olvidar darle las gracias por el paraguas.

“Oh, sí, Sakuta”.

“¿Que pasó?”

“He hecho una reserva en un hotel termal de Hakone”.

“¿Por Navidad?”

“No sé si podrás ir”.

“Yo iré. Definitivamente iré”.

“Aunque Sakuta no lo consiga, Ryoko dice que se quedará con nosotros, así que no te preocupes”.

“Siempre he querido alojarme en esa posada”.

Ryoko, que había estado escuchando en silencio, interpone esas bromas. No, el deseo de quedarse a dormir puede ser genuino. Está lista para irse.

“Entonces, por favor, ve y diviértete en mi nombre entonces”.

“Aunque es un poco deprimente estar con una Mai-san gruñona”.

“Ustedes dos, ¿qué?”

Sakuta y Ryoko rieron simultáneamente ante la reacción de Mai. Riendo, Sakuta se apartó de la puerta y le hizo una señal a Ryoko.

La puerta corredera se cerró automáticamente. Pronto, como la última pieza de un rompecabezas que encaja, la puerta del asiento trasero se cerró limpiamente.

El coche se aleja lentamente. La minivan se funde con la noche. Las únicas luces traseras rojas brillantes que se veían claramente, desaparecen en cuanto dobló la esquina.