Seishun Buta Yarou wa Student no Yume wo minai - CapÃtulo 1, parte 6
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- CapÃtulo 1, parte 6 - El regalo de diciembre
6
Más de 30 minutos antes de la fecha de caducidad del Mont Blanc, Sakuta regresó a su ciudad familiar de Fujisawa.
Aunque sabÃa que en dos horas seguramente llegarÃa a casa, hasta que el tren llegó a la estación de Fujisawa, su estado de ánimo no se relajó lo más mÃnimo, como si llevara una bomba de relojerÃa.
Si el tren se retrasara…… Si se detuviera debido a un accidente…… PodrÃa haberse excedido de la hora de caducidad. Afortunadamente, el tren llevó a Sakuta a la estación de Fujisawa a tiempo.
Sólo le quedaba caminar hasta el piso por su cuenta. Sakuta se apresuró a llegar a casa, intentando no sacudir la caja de pasteles en la medida de lo posible.
Llegó a su casa sin incidentes. El Mont Blanc estaba a salvo. La hora de caducidad aún está a tiempo. Aliviado, abre la puerta.
“Estoy en casa”.
Da sus primeros pasos en el vestÃbulo, llamando al interior de la casa. Los pies de Sakuta se paran ahÃ.
Frente a sus pies está repleto de zapatos. Todos son zapatos de chicas.
Sakuta alineó sus zapatos al final de la fila y dio un gran paso hacia la entrada.
Hay señales de gente. Pero no habÃa ningún sonido de conversación procedente del interior de la habitación. Lo que se oÃa era música con voz de mujer cantando.
Era una canción que no conocÃa, pero era una voz que conocÃa.
El ritmo alegre y ligero era agradable al oÃdo.
Pero la impresión de la voz cantante y de las letras es de algún modo solitaria y triste.
En ese momento, Sakuta recordó lo que Touko habÃa dicho hoy.
“De ninguna manera……”
¿PodrÃa ser una canción de Navidad?
Para averiguarlo, los pies de Sakuta se precipitaron al salón.
“Bienvenido, Sakuta”.
Las demás sólo hablaron en voz baja. Otras tres voces dijeron “Bienvenido de nuevo” sólo con la boca. Su conciencia está completamente en la televisión. Se conecta un cable al portátil y se reproduce un vÃdeo de un sitio web de vÃdeos.
La nieve blanca. Los ojos de alguien observando desde dentro de la habitación. Un gato frotándose contra sus pies. No hay nadie más en el espacio. Alguien tumbado en la cama se eleva hacia el techo para coger algo, pero…… no hay nada.
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¿Dónde estás ahora, con quién, en qué piensas?
Estoy sola en casa con el gato, pensando en ti.
Pero no estoy sola, ni triste, o llorando.
El corazón no me duele, no me duele, no me estremece.
Asà que……
Déjame oÃrlo, no quiero oÃrlo, ¿quién te gusta?
Quiero saber, no quiero saber, a quién amas.
Si sólo miras el vÃdeo, no tiene nada de especial. La combinación de la voz cantante y la letra transmitÃa una extraña sensación de asfixia.
La canción se llama “I need you”.
La fecha de lanzamiento es hoy. Hace una hora más o menos. Le pilló desprevenido porque dijo que era una canción que querÃa que la gente escuchara en Nochebuena.
HabÃa supuesto que no serÃa hoy.
El nombre “Kirishima Touko” estaba inscrito en la columna del autor.
Finalmente, la canción llega a su fin.
Hubo un momento de silencio.
Kaede coge el portátil, baja el volumen y vuelve a pulsar el botón de reproducción. Después de lo cual.
“Onii-chan, bienvenido”.
Dice de nuevo.
“Oh”.
La mirada de Sakuta se dirige inmediatamente a Nodoka, junto a Kaede y alguien más.
“¿Qué hace Zukki aquÃ?”
SabÃa que Mai y Nodoka vendrÃan, pero no esperaba que Uzuki estuviera allÃ. Pensaba que el número de zapatos no coincidÃan en la entrada porque no contó a Uzuki.
“Estoy aquà por el pastel”.
Sólo queda un pastel entero en la mesa del comedor, después de que ya se lo hayan comido.
“Tienes razón, estamos aquà para celebrar el cumpleaños de Mai-san”.
“Hace un rato cantamos el cumpleaños feliz”.
“Kaede-chan y yo también estaremos contigo”.
Añadió Nodoka
“Je”. Cuando miró a Kaede.
“Está bien, sepárense”.
Por alguna razón, le miró fijamente.
“Sakuta, ¿qué es esa caja?”
Mai miró la mano de Sakuta.
“Es un Mont Blanc que caducará en quince minutos”.
Las tres, Kaede, Nodoka y Uzuki, ya se habÃan comido un trozo de pastel cada una, pero todas ayudaron a engullir el Mont-Blanc.
Sakuta y Mai se comieron la mitad del último de los cuatro que habÃan comprado. Eran poco antes de las ocho de la tarde cuando terminaron de fregar los platos.
“Voy a llevar a Uzuki a la estación”.
“Zukki, ¿no te quedas hoy en casa de Mai-san?”
“Saldré para Hiroshima mañana por la mañana”.
Uzuki sonrÃe a Sakuta y le dice lo que pasa.
“Tengo que ir a casa y preparar mi equipaje”.
Diciendo esto, se dirige a la entrada con Nodoka. Detrás de ella, Kaede, que se ha tomado la molestia de ponerse el abrigo, la sigue.
“Yo también voy. Quiero ir a la tienda”.
“Ten cuidado”.
Cuando Sakuta se asomó a la puerta mientras se limpiaba las manos mojadas de lavarse, sólo la mano de Uzuki, que estaba haciendo un bai-bai, era visible a través del hueco de la puerta. La puerta se cerró de golpe.
Cuando Sakuta volvió a la sala de estar.
“Me pregunto si he molestado a Kaede-chan”.
Mai se rio.
Al menos en su cumpleaños, debÃa pasar el tiempo con su pareja. No deberÃa haber ningún castigo por ese tiempo.
“Ya que estamos aquÃ, ¿nos ponemos cariñosos?”.
“No”.
“¿Eh?”
“Mas importante, ¿te encontraste con la otra?”
Se referÃa a Touko Kirishima.
Los ojos de Mai observaban la caja de pasteles que trajo con Mont Blanc.
La canción de Navidad que dijo que estaba preparando se escuchó hace unos minutos. En este punto, sentÃa que apenas progresó desde que se reunió con Touko.
Sin embargo, Sakuta sólo le contó a Mai lo que habÃa hablado con Touko.
Que hoy no vestÃa como la Santa en minifalda.
Que le compró Mont Blanc y té.
Que la propia Touko es consciente de que sus canciones provocaban los sÃndromes de la pubertad.
Y que “odiaba” a Mai.
“Mai-san, ¿le has hecho algo?”
“No. Ni siquiera la conozco”.
“Pero podÃa estar celosa de una forma u otra, ¿no? Hablando de tu situación actual claro”.
Mai se ha consolidado como actriz y modelo. El público la conoce desde que era una actriz infantil y cuenta con el apoyo de un amplio abanico de personas. De ahà que haya personas que tengan opiniones negativas y sentimientos poco atractivos. La envidia, los celos y la calumnia también son sentimientos humanos legÃtimos.
“Ya veo”.
Mai aceptó el argumento de Sakuta como algo natural. Sabe que hay personas que se sienten perjudicadas por su duro trabajo, aunque ella se limite a hacer su trabajo lo mejor que puede. Nodoka también era una de las que alguna vez se habÃa dejado llevar por esos sentimientos.
“Pero, según lo que viste de ella, no crees que me harÃa daño directamente, ¿verdad?”
“Eso creo”.
Está claro que sentÃa algo por Mai. Sin embargo, no percibió ningún peligro oscuro que pudiera provocar un incidente o accidente. En el momento en que le dijo que la “odiaba” no parecÃa un odio real, sino un sentimiento de rechazo.
En este caso, hay que tener cuidado con el segundo caso que mencionó RÃo.
Si tuviera que preocuparse por algo más de lo que dijo Touko, serÃa que dijo “una canción de Navidad que quiero que escuches en Nochebuena”. Las canciones de Navidad son, como su nombre indica, canciones de Navidad. Tal vez ella está tratando de hacer algo en la vÃspera de Navidad.
“Escucha, Sakuta”.
“¿Hmm?”
“Deja libres los dÃas 24 y 25”.
“Ya he hecho sitio en mi agenda para Mai-san”.
“Me quedaré contigo esos dos dÃas para que puedas relajarte”.
“¿¡De verdad!?”
“Vayamos a las aguas termales de Hakone a relajarnos”.
“Por favor, no digas ‘lo siento, tengo trabajo’ en el último minuto”.
Ya le habÃa hecho llorar muchas veces.
“Le he pedido a Ryoko que no trabaje, asà que estaré bien”.
Pero, aun asÃ, no habÃa que bajar la guardia.
“Toyohama y Kaede no estarán, ¿verdad?”
“Nodoka tiene un directo de Navidad, y Kaede-chan dijo que iba a ver el directo y a pasar la Navidad con sus padres”.
La Navidad en directo de Sweet Bullet es un acontecimiento anual. Nada perturbarÃa el tiempo a solas con Mai.
“Es mi regalo de Navidad para ti. ¿De acuerdo?”
No hace falta decir que Sakuta gritó: “¡YAHUU!”.
Y esa noche…… Sakuta Azusagawa tuvo un extraño sueño.