Saenai Boku ga Kimi no Heya de Shiteiru Koto o Kurasumeito wa Dare mo Shiranai - CapĂtulo 3
CapĂtulo 3: Malicia dirigida
No pasĂł mucho tiempo para que Uehara concurra todos los dĂas a la biblioteca, y en sus descansos entre clases se juntaba con Tooyama y Chihiro.
—Paras mucho por aquĂ, Âżestá bien alejarte mucho de tu grupo?
—No hay problema. No me han dicho nada malo Ăşltimamente. Aunque a Kazuhito todavĂa le molesta que me vaya.
De hecho, cada vez que Uehara venĂa a pasar el rato con Tooyama, Kurashima se acercaba tratando de llevársela consigo. Sin embargo, en los Ăşltimos dĂas, Ă©l sĂłlo miraba desde la distancia.
—Tooyama, ya me decidĂ, yo tambiĂ©n quiero ser libre.
—¿A qué te refieres?
Chihiro, que estaba escuchando la conversaciĂłn entre los dos, sabĂa lo que significaban esas palabras, pero no tenĂa ni idea de lo que estaban hablando.
—Simplemente, Uehara-san tiene muchos amigos, y al estar en un grupo se ve muy limitada en cuanto a muchas cosas.
Tooyama le explicĂł brevemente a Chihiro.
—SÅ Entiendo lo que quieres decir.
Chihiro era muy inteligente, probablemente podrĂa entender lo que querĂa decir con sĂłlo explicarlo.
—Pero, Uehara-san, Âżestá segura? Viendo que Kurashima-kun ha venido a llevarte de vuelta varias veces, podrĂas ganarte problemas con Ă©l.
A diferencia de Tooyama, Chihiro tenĂa un carácter muy amable y siempre evitaba hablar más de las personas.
—No importa si me odia. Mejor dicho, me encantarĂa que lo haga.
—Parece que realmente lo detestas.
Sin embargo, Kurashima, que estaba tan obsesionado con Uehara, no tomĂł ninguna medida al escuchar lo que pasaba.
Tooyama mirĂł a Takai. Otro ejemplo de persona libre y sin preocupaciones.
Cuando Tooyama llegó a la escuela, abrió su casillero de zapatos con el fin de cambiárselos. Inesperadamente un papel cayó del lugar.
—¿Qué es esto?
Al abrirlo, se podĂa leer un pequeño escrito en el medio.
(No te dejes llevar.)
EntendiĂł al momento que era una amenaza no tan obvia.
ÂżEsto escalĂł lo suficiente para que vengan a amenazarme?
Lo que a Tooyama le preocupaba desde hacĂa tiempo habĂa sucedido.
La razĂłn era, sin duda, que su relaciĂłn con Uehara, habĂa mejorado.
Sin embargo, resultĂł ser una escritura a mano… Tooyama estaba realmente confundido, sĂłlo con analizar la letra, se podĂa determinar fácilmente algunas caracterĂsticas de quien lo pudo haber escrito.
Se puede ver que el autor tiene un comportamiento puramente emocional e imprudente.
No sé si esto se hizo de forma individual o colectiva, pero siento que estoy cerca de averiguarlo.
A Tooyama no le importaba el alcance de esta amenaza, pero no querĂa que Uehara lo supiera. SerĂa molesto que ella se sintiera culpable.
Lo que más temĂa Tooyama era que otras personas, además de Ă©l, fueran objeto de acoso.
Aunque estaba preocupado por Chihiro, que era la persona más cercana a Ă©l, Ă©l pequeño chico era diferente a Ă©l, era muy bueno tratando con la gente y se llevaba bien con todos. AsĂ que deberĂa estar bien… Eso pensaba Tooyama.
Se pasĂł todo el dĂa atento a cualquier cambio en el ambiente, pero no pasĂł nada.
Al dĂa siguiente, abriĂł cuidadosamente su casillero de zapatos. No habĂa nada, excepto sus zapatos. Tooyama tambiĂ©n los revisĂł, por si acaso, pero no habĂa nada raro.
DejĂł escapar un suspiro de alivio y se dirigiĂł al aula.
Tooyama entrĂł como siempre, colocĂł su mochila en el escritorio y se sentĂł.
SacĂł el libro de texto de la primera clase. Pero justo cuando querĂa meterlo en el escritorio, algo impidiĂł su entrada.
Al mirar adentro, estaba lleno de basura. Todas eran de bolsas de merienda y uno que otro papel. El pequeño lugar se habĂa convertido en una especie de basurero de la clase.
¿Será esto lo que sigue de las amenazas?
Al fin y al cabo, el correo basura y el acoso deben ser realizados por la misma persona o grupo de personas.
Sin embargo, Tooyama preferĂa que, en lugar de ser sigiloso, la otra parte pudiera llegar directamente a Ă©l. Al menos, asĂ podrĂa defenderse.
A pesar de ser intimidado, mantuvo la calma. DespuĂ©s de todo, si la otra parte utilizaba la fuerza, Ă©l se defenderĂa.
—Yuuki, buenos dĂas… Te ves muy asustado, ÂżquĂ© pasĂł?
Chihiro, que recién llegaba, miró la cara de Tooyama, la cual mostraba una expresión de preocupación.
—No, nada. Solo que sentĂ que hoy la clase estaba más molesta que otros dĂas y estaba pensando en irme a casa.
Tooyama se apresurĂł a guardar la basura en su mochila y fingiĂł que no habĂa pasado nada.
—Si tienes algún problema, házmelo saber.
—Por supuesto. Eres la única persona en la que puedo confiar.
Para calmar el ambiente, Tooyama tratĂł de verse tranquilo.
—No creo que sea asĂ. ÂżNo tienes a Uehara-san?
Lamentablemente para Uehara, Tooyama no parecĂa considerarla una amiga.
Aunque los tres habĂan estado comiendo juntos estos dĂas, todavĂa no se sentĂan tan unidos.
Tooyama dirigió su atención a Takai, quizás considerándola como una amiga.
Como siempre, ella estaba leyendo en silencio.
No pudo concentrarse en toda la clase y ya era la hora del receso para comer. Uehara, como de costumbre, se sentĂł junto a Tooyama y Chihiro para comer.
Aunque Ă©l creĂa que de algĂşn modo ella tenĂa algo que ver, Uehara era inocente. Sin embargo, si seguĂa manteniendo una relaciĂłn con Tooyama de esta manera, el acoso probablemente aumentarĂa. Pero para Ă©l seguĂa siendo difĂcil decirle que se aleje.
Pensando en esto, Tooyama llegĂł a una conclusiĂłn. Aceptar las cosas por ahora y ver como avanza la situaciĂłn.
Sin embargo, el receso para el almuerzo de hoy fue diferente a lo habitual. Mientras miraban sus celulares, sus compañeros de clase susurraban en silencio, tanto que podĂa sentir el aire de desprecio y hostilidad en sus ojos.
Desde que Uehara se habĂa unido a su grupo por asĂ decirlo. Tooyama ya se habĂa dado cuenta que las cosas estaban cambiando, pero esto era relativamente claro.
—Siento que algo está mal aquĂ. Me siento como si nos estuvieran observando.
—SĂ, es una sensaciĂłn muy molesta.
Chihiro y Uehara se dieron cuenta de que algo iba mal en la clase.
—Marika, ¿puedes venir aqu�
Justo cuando ambos estaban confundidos, Mika Aizawa, compañera y buena amiga de Uehara los llamó.
—¿Aizawa? ¿Pasa algo malo?
—Tengo algo que decirte…, Âżpuedes acompañarme a afuera?
—SĂ, entiendo.
—Ah, Tooyama también viene.
—¿Eh? ¿Yo? ¿Por qué?
—Cállate y sĂgueme.
Aizawa era linda, con el pelo hasta la cintura recogido en una doble coleta. Tooyama oyĂł que era una chica que podĂa atender muy bien a la gente, del tipo que podĂa explicar las cosas muy claramente.
—De acuerdo, entiendo…
Tooyama, se sentĂa como una rana siendo observada por una serpiente, asĂ que la siguiĂł obedientemente.
—Lo siento Okita-kun, me los llevaré por un momento.
—SĂ, pero por favor no te comas a Yuuki.
—¡No me lo voy a comer! Muy bien, ustedes dos, vamos.
Aizawa saliĂł con cara de vergĂĽenza.
—En serio, no sé qué le pasa a ese chico…
Aizawa, que caminaba torpemente delante de Tooyama y Uehara, los condujo hasta la máquina expendedora del final del pasillo.
—Entonces, Aizawa, ¿a qué te refieres con que tienes algo que decirnos? ¿Es algo que no se puede decir en clase?
—Lo has notado, ¿cierto? Hay un ambiente extraño en el aula ahora mismo.
—Tienes razón. El ambiente no es el mismo de siempre.
—¿Y tú, Tooyama?
Aizawa lo miró pidiéndole su opinión.
—Opino lo mismo que Uehara-san. Puedo sentir que mi forma de llamar la atención no es la misma de siempre, es extraño.
—Ya veo… parece que ustedes dos no lo saben todavĂa. Miren esto.
Aizawa sacĂł su celular y les mostrĂł una conversaciĂłn a los dos.
(Mira, Âżno hay un tipo muy mediocre en la clase? ÂżcĂłmo se llama? Un tipo que solo anda con un chico que parece una chica.)
(Creo que te refieres a Tooyama.)
(SĂ, he escuchado que Uehara está saliendo con ese tipo.)
(¿Eh? Eso está mal, realmente mal.)
(Los dos fueron vistos en una cita en la librerĂa frente a la estaciĂłn, Uehara suele ir a la biblioteca cuando Tooyama es el encargado.)
(Ya veo.)
(Si eso es cierto, me da mucha envidia.)
(Si lo que dices es verdad, ¿por qué los dos se ven tan alejados?)
(Es sólo un rumor, no está claro lo que pasó. No le creas demasiado.)
—¿¡Qué es esto!?¿Cómo puede ser que crean que estoy saliendo con Uehara-san?
Lo que aparecĂa en la pantalla era una relaciĂłn inventada basada en rumores.
—¿Enserio? ¿Estoy saliendo con Tooyama?
Uehara, que no podĂa ocultar su sorpresa, parecĂa de alguna manera feliz.
—Al principio del receso, no sabĂa quiĂ©n me habĂa invitado a este chat grupal. Al parecer como se trataba de ti no fuiste invitado.
—Por eso nos vigilan asĂ en clase… Lo siento, Uehara-san.
—¿Por qué te disculpas? No es tu culpa.
—No… es porque creo que serĂa horrible que te vinculen sentimentalmente con alguien como yo.
—¡No lo odiarĂa! Prefiero decir que podrĂa ser feliz… o… algo asĂ.
Uehara, que bajĂł un poco la cabeza, probablemente sintiĂ©ndose avergonzada, bajĂł la voz, tanto que no se le podĂa oĂr con claridad.
—¿¡Uehara-san!? ¡No hagas bromas que se puedan malinterpretar!
—Acaso no te gustarĂa. ÂżO es acaso que me odias?
Uehara bajĂł la cabeza y levantĂł los ojos para ver la expresiĂłn de Tooyama
Estaba tan cerca que empezĂł a notar la hermosa forma de sus labios rosados, y girĂł la cara.
——No estoy hablando de eso…
—Ahhhh… Âżrealmente están saliendo?
Aizawa, que habĂa estado escuchando en silencio la conversaciĂłn entre ambos, tosiĂł un par de veces a propĂłsito y preguntĂł con expresiĂłn de estupefacciĂłn.
—¡No, no es asĂ! ¡No estamos saliendo! ¡¿Cierto, Uehara-san?!
Probablemente debido a la vergĂĽenza, Tooyama estaba desesperado por negarlo.
—No lo niegues de esa forma…
Uehara parecĂa no estar satisfecha con la respuesta de Tooyama, que intentaba negarla con todas sus fuerzas.
—No creà que esto fuera a escalar tanto.
Probablemente Aizawa se dio cuenta de que este tipo de discusiones eran propias de un par de idiotas. Tooyama y Uehara no la refutaron, sino que permanecieron en silencio con expresiones avergonzadas en sus rostros.
—En resumen, ustedes dos deben tener cuidado, y dejar de difundir escándalos extraños.
—Aizawa-san, gracias por contarnos esto. Tendré cuidado la próxima vez.
—Tienes razón, yo también tendré cuidado.
A Tooyama le preocupaba que el extraño escándalo se extendiera, y estaba decidido a actuar con cuidado la prĂłxima vez. Pero Uehara parecĂa no tener sentido de la crisis y no parecĂa importarle mucho su escándalo.
—ConfiĂł en que me harán caso… si hay algo más, les harĂ© saber.
Tooyama sabĂa muy bien que Aizawa, que miraba impotente a Uehara, estaba realmente preocupada.
El dĂa que me enterĂ© del chat anĂłnimo del grupo por Aizawa, fui a la casa de Takai.
—¿Qué te pasa?
Takai, que sintiĂł que Tooyama estaba diferente a lo habitual, preguntĂł en tono amable.
—Nada…
Al ver la vaguedad de su respuesta, Takai cogiĂł el celular que habĂa junto al sofá y lo accionĂł un par de veces, para luego entregárselo.
Tooyama se sorprendiĂł por la informaciĂłn que aparecĂa en la pantalla.
Aunque también le sorprendió que Takai fuera invitada a ese chat, el problema más grave era el contenido del mismo.
Esto, esto… ÂżQuĂ© estaba pasando aquĂ?
Cuando mirĂł el contenido, su rostro palideciĂł de repente.
La conversaciĂłn se habĂa actualizado mucho desde el receso.
(Uehara-san parece una chica exigente.)
(ÂżEn serio? ÂżTe la vas a coger?)
(No, parece que ella lo hace por una tarifa.)
(ÂżEso no es bueno?)
(Vaya, no esperaba que Uehara-san fuera una persona asĂ.)
(Pero, si puedo cogérmela por unos cuantos billetes, obvio que lo pagaré.)
(De hecho, aunque Uehara-san es una chica promiscua, tiene una cara bonita y un buen cuerpo.)
(Realmente quiero disfrutar de esos maravillosos pechos.)
(Parece que la razĂłn por la que rechazĂł a Kurashima-kun fue porque se negĂł a darle dinero.)
(ÂżEn serio? Kurashima-kun es demasiado idiota.)
(Por cierto, Uehara-san parece ser amiga de Tooyama-kun.)
(Me enteré por las chicas de la clase que lo vieron dándole dinero a Uehara-san detrás del edificio de la escuela.)
(Claro, cĂłmo podrĂa una buena chica como Uehara-san ser pareja de Tooyama-kun.)
(Al final, quizás solo le dio dinero para cogérsela.)
(Tienes razĂłn, Tooyama es solo un enfermo xd.)
El registro del chat del grupo está lleno de mentiras y calumnias sin fundamento.

QuĂ©… quĂ© demonios, esto es…
El corazĂłn de Tooyama latĂa cada vez más rápido, incluso Ă©l mismo podĂa oĂrlo.
Me duelen mis ojos, y me cuesta respirar.
—Me invitaron a este chat durante el receso.
Todos creen que Takai y yo no somos amigos, por lo que era obvio que ella también iba a recibir una invitación.
—Durante el almuerzo, Aizawa-san me mostrĂł el contenido… Pero ahora, es mucho peor que antes…
DespuĂ©s de la escuela, Uehara parecĂa normal cuando nos encontramos en la biblioteca. AsĂ que estos nuevos mensajes fueron enviados despuĂ©s de eso.
ÂżNo sĂłlo yo, sino tambiĂ©n Uehara-san es un objetivo de acoso? ÂżPor quĂ©? ÂżNo deberĂan dejarla en paz por ser popular?
Tooyama preguntaba y se respondĂa repetidamente con una expresiĂłn de amargura en su rostro.
—Todo es culpa mĂa… Si no me hubiera involucrado con ella, no estarĂa asĂ… ¡Maldita sea!
Impulsado por pensamientos de autoculpabilidad, Tooyama apretó los puños con tanta fuerza que sus uñas se clavaron en las palmas.
Un suave y fragante aroma envolviĂł su abatida cabeza.
—No es tu culpa, Yuuki.
Takai abrazĂł su cabeza contra su pecho para consolarlo.
—¿Qué debo hacer?
Tooyama pensaba que se metieran con Ă©l no importaba, pero si Uehara se veĂa afectada, todo cambiaba.
QuerĂa hacer algo. Pero no puedo pensar en nada ahora mismo.
—Yo tampoco sé qué hacer. Pero te ayudaré a relajarte, para que puedas tomar una mejor decisión en el momento preciso.
—…Gracias, si tĂş te vieras involucrada no podrĂa lamentarlo más.
—No me importa. Después de todo, ya he hablado un poco con Uehara-san.
Al decir esto, Takai abrazĂł fuertemente a Tooyama.
Los dos desnudos se abrazaron con fuerza, y Tooyama, que enterrĂł su cara en su pecho, se calmĂł por fin.
Tooyama jurĂł en su corazĂłn, detener toda esta situaciĂłn.
A la mañana siguiente, Tooyama se frotó los ojos, analizando lo ocurrido.
Aunque se sospechaba que el culpable que iniciĂł la calumnia en el chat era un chico que estaba obsesionado de Uehara, tambiĂ©n habĂa la posibilidad de que el culpable fuera una chica, asĂ que decidiĂł pensarlo detenidamente.
Uno de los mensajes decĂa
(Me enteré por las chicas de la clase que lo vieron dándole dinero a Uehara-san detrás del edificio de la escuela.)
Es posible que la chica que envió el mensaje, esté enamorada de un chico que mire mucho a Uehara.
El culpable debe ser alguien de la clase. Pero Tooyama estaba completamente perdido, no sabĂa quĂ© hacer.
Estaba en un callejĂłn sin salida, y la sensaciĂłn de impotencia hizo que se acostara en la mesa de la cocina y que casi derramara su desayuno.
—¿Qué te pasa, Onii-chan? ¿Te sientes mal?
Al ver a su aletargado hermano por la mañana, Naki preguntó con ansiedad.
—Sólo estoy un poco cansado, estoy bien.
Tooyama, que estaba tumbado en la mesa, levantĂł la cabeza y se esforzĂł por fingir tranquilidad para no preocupar a su hermana.
—Dijiste que volviste tarde anoche. Si no has dormido bien, te vas a poner mal. He oĂdo que la falta de sueño puede acortar la vida.
Como ayer pasé mucho tiempo con Takai, volvà bien tarde, pero no pude decirle a mi familia que en realidad estaba con una chica.
—Ahhh, lo tendrĂ© en cuenta. DespuĂ©s de todo, si muero, te pondrĂas muy triste.
—SĂ, y deberĂas lavarte más seguido, que hueles raro.
Naki estaba más preocupada por el olor que por la vida de Tooyama.
Este extraño comportamiento que tiene, siento que me hace sentir mejor o un poco más feliz.
—Naki, gracias.
—¿Eh? No he hecho nada para que me des las gracias. Qué extraño eres, Onii-chan.
—No, siempre recibo buenas vibras de ti.
Tooyama puso su mano en la cabeza de Naki.
—¡Espera, no me trates como a una niña!
Naki parecĂa un poco avergonzada, pero sonriĂł con alegrĂa.
El tiempo pasaba, y ya era tiempo de ir a la escuela, aunque en el fondo me daba miedo.
Si sĂłlo fueran simples habladurĂas, estarĂa bien.
Pero tengo miedo de que gente importante para mĂ salga herida.
Él y Takai habĂan acordado proteger a Uehara.
Tooyama apretĂł los dientes y se puso en camino.
—Ya es tarde, tengo que irme…
—¡Ah, vamos juntos!
Sus escuelas estaban juntas, era muy posible que alguien pudiera verlos y toda la situación escapara aún más de sus manos.
—Lo siento, no podemos ir juntos. Espero que lo entiendas.
—¿¡Eh!? ¿Por qué? ¿Pasa algo malo?
—No puedo decirte. Como eres importante para mĂ, no podemos ir juntos.
Si le contara la situaciĂłn, Naki definitivamente reaccionaria con rabia. PodrĂa ir a la escuela y tomar medidas precipitadas Tooyama no querĂa involucrar más a los demás.
—…Entiendo. Si tu lo dices, no me queda otra opciĂłn que hacerte caso.
—Gracias, sigue siendo la niña más obediente del mundo.
Tooyama dejĂł escapar un suspiro de alivio tras convencer finalmente a Naki.
—Entonces me iré primero.
—Eh sĂ, entiendo
De este modo, Tooyama y Naki fueron a la escuela por separado.
Al llegar revisĂł su casillero de zapatos, pero no habĂa nada, y despuĂ©s se dirigiĂł al aula.
En cuanto entrĂł, los ojos de todos los estudiantes se centraron en Ă©l. Al parecer, casi todos conocĂan el contenido del chat. La mayorĂa de ellos optĂł por creer.
Al mirar alrededor, no vi a Uehara. ParecĂa que aĂşn no habĂa llegado, lo que hizo que Tooyama dejara escapar un suspiro de alivio.
¿Podrá Uehara resistir una mirada tan marcada?
Ni siquiera Tooyama, que normalmente se consideraba invulnerable a las cosas de la sociedad, pudo borrar las náuseas de su corazón.
Bañado por esta extraña visión, se dirigió a su asiento.
—Chihiro, buenos dĂas.
—¿Yuuki? Buenos dĂas…
Chihiro se dio la vuelta, con una expresiĂłn de claro descontento.
En el chat, sólo hubo una palabra mala y calumniosa sobre Chihiro, y fue llamarlo “Un chico que parece una chica”.
—Parece que también sabes lo que dijeron en el chat.
—Hmm… No me invitaron, asĂ que no conozco los detalles, pero algunos amigos me explicaron la situaciĂłn. Parece que tĂş tambiĂ©n lo sabes.
—Por supuesto que lo sé.
—La mentira creció tanto, Yuuki, ¿estás bien? Si esto continúa, será malinterpretado por los estudiantes de la escuela. Tenemos que encontrar una manera de aclarar este malentendido.
—Estoy bien, pero estoy un poco preocupado por Uehara-san. Después de todo, ella es la que ha recibido el mayor ataque.
En ese momento, los estudiantes que habĂan estado observando a Tooyama, centraron su atenciĂłn en la puerta del aula.
Uehara entraba bañada por los ojos de sus compañeros.
Bajo la atenta mirada de los demás, Uehara se sentó en su asiento como si nada hubiera pasado.
Tooyama dudĂł si saludarla o no.
¿Qué debo hacer? Quiero preguntarle como esta.
Justo cuando estaba a punto de pararse, Miyamoto, el maestro de la clase, entrĂł implacablemente.
¡¡Maldita sea!!
Tooyama maldijo su juicio vacilante y lento.
—Yuuki, cálmate.
Chihiro, que estaba sentado delante, tratĂł de calmarlo.
ReciĂ©n empezĂł el dĂa, Solo tengo que esperar el momento del receso para hablar con ella.
Tooyama respirĂł profundamente.
HabĂa llegado el momento del almuerzo y Uehara, que normalmente acudĂa al lado de Tooyama, no lo habĂa hecho hoy.
Rápidamente miró hacia donde estaba sentada.
Estaba charlando con Aizawa. Por lo que fue más fácil acercarse.
—Uehara-san, ¿puede prestarme un poco de tu tiempo?
—Tooyama… Lo siento Mika, me irĂ© por un rato.
—Perdón, Aizawa-san.
—No me importa, pueden irse.
A pesar de la repentina interrupciĂłn, Aizawa no pareciĂł disgustada, sĂłlo agitĂł la mano y volviĂł a su asiento.
—Uehara-san, es realmente incĂłmodo hablar aquĂ, vayamos a otro lado.
—SĂ, creo que es lo mejor.
ParecĂa que Uehara comprendĂa que ahora era el objeto de la atenciĂłn y el interĂ©s de los demás.
Ambos se dirigieron hacia la puerta.
—Oye, esos dos, no son de los que hablaban en el chat.
—¿Van a ir nuevamente a detrás del edificio de la escuela?
—No, cĂłmo podrĂa hacer ese tipo de cosas acá. Es sĂłlo un rumor.
Estaban todos pendientes de lo que pasaba, pero igual parecĂan dudar un poco de la situaciĂłn.
—Uehara-san, ¿estás bien?
—Estoy bien…
Aunque su respuesta fuera positiva. Tooyama pudo sentir que no estaba tan activa como de costumbre y parecĂa un poco cansada.
—¿Te gustarĂa tomar algo? Yo invito.
Los dos se acercaron a la máquina expendedora que estaba al final del pasillo.
—Eh, eso no es necesario. Lo pagaré yo misma.
—Yo te hice salir, asà que insisto.
Uehara se mostrĂł un poco pensativa por un momento, pero aceptĂł.
—En ese caso, sólo tomaré té con leche.
Tooyama comprĂł una bebida y se la entregĂł a Uehara.
—Gracias, siempre he sentido que eres muy bueno tratando con las chicas. Cuando dijiste que me ibas a invitar algo no te sentà para nada avergonzado y pude ver dignidad en tu rostro. Hay muchos chicos que se ponen nerviosos cuando me hablan y suelen decir cualquier cosa.
—SĂ, puedo entender claramente cĂłmo se sienten…
—¿A qué te refieres?
—Para esos chicos eres como una flor inalcanzable. Es natural que se sientan nerviosos al estar frente a ti.
—¿Eh? No soy un Ădol, sĂłlo soy una chica comĂşn y corriente.
Uehara no parecĂa darse cuenta de su propio encanto. Para todos los chicos de por aquĂ, ella era una existencia intocable.
En cuanto a Kurashima, probablemente fue porque era demasiado popular y demasiado confiado, por lo que no pensĂł de esa manera.
—Quizás tĂş no lo pienses, pero la gente de alrededor sĂ.
—Hmm… Âżenserio?
AĂşn no parecĂa entenderlo.
—Eres realmente hermosa y tienes una gran personalidad. Para los chicos de la clase, eres como la novia perfecta.
—¿Eh? ÂżEh? … Es que, aunque me elogies asĂ, yo no sĂ©…
Ante los inesperados elogios se sintió repentinamente confundida. Este comportamiento no tan confiado y humilde era también su encanto.
—Tooyama… tĂş, Âżquieres que sea tu novia tambiĂ©n…?
ÂżAh? ÂżUehara lo entendiĂł mal?
Uehara bajĂł la cabeza con las mejillas sonrojadas y mirĂł a Tooyama.
—Ah, no, eso es sólo retórica general, no mi opinión.
—Ya veo…
La pobre bajĂł los hombros con pesar.
—Volvamos al tema, hay más cosas nuevas en esta situaciĂłn, Âżlo sabĂas?
No tenĂa sentido ocultarlo, Tooyama fue directamente por el tema central.
—Hmm… Anoche, Aizawa me enviĂł una captura de la conversaciĂłn.
Aizawa tambiĂ©n parecĂa estar del lado correcto.
—Pude darme cuenta de que quien lo hizo, es una chica que odia que seas tan popularidad, o un chico que está celoso de que yo tenga una buena relación contigo.
—Pero… si nosotros no hicimos nada…
Aunque era cruel, era mejor que Uehara supiera la verdad. No optĂł por la sutileza, sino por decir la verdad.
—Es mi culpa… yo quise acercarme a ti…
Como era de esperar, Uehara pensĂł errĂłneamente que habĂa provocado todo esto.
—¡Te equivocas! Soy el objetivo de esto porque soy un bastardo solitario. Esto no pasaba cuando estabas al lado de Kurashima-kun
—¡Tienes razón!
En un arranque de odio se encontraron con más ideas para resolver la situación.
—Creo que nadie se meterĂa con Kurashima-kun pues saben que Ă©l es más popular que ellos. Pero al saber que una persona como yo es su oponente, no les queda otra cosa que despilfarrar su odio.
Tooyama empezĂł a pensar que la situaciĂłn la habĂa provocado Ă©l mismo.
—Asà que el culpable soy yo. Me disculpo por arrastrarte a todo esto.
—No… no es tu culpa. Se supone que no deberĂan ver diferencias en las personas…
Puede ser incomprensible para Uehara, que vive bajo el sol, pero Tooyama, que ha estado enterrado en este mundo, tiene la suficiente experiencia para saber cĂłmo de podrida es la sociedad.
—Ya no podemos estar asĂ. Entonces, lo que hay que pensar es quĂ© debemos hacer ahora.
—Sé que tienes razón, pero realmente estoy perdida.
Uehara murmurĂł como si estuviera agotada.
Al ver como se ahogaba en la tristeza, Tooyama pensĂł desesperadamente.
No la quiero ver triste. ÂżHay una buena manera de acabar con esto?
Los dos permanecieron en silencio durante un momento. Después de un rato, Tooyama mostró una expresión de logro y habló lentamente.
—…… Uehara-san, tengo una idea.
—¿Eh? ¿Se te ocurrió algo?
—Aah, si las cosas siguen asĂ, no sĂłlo no se acabará la situaciĂłn, sino que incluso podrĂa evolucionar en una direcciĂłn peor. AsĂ que depende de nosotros tomar la iniciativa.
—SĂ, no creo que sea mejor dejar esto como está. Entonces, Âżcuál es tu plan?
Tooyama le dijo a Uehara lo que estaba pensando.
—Ya veo….
—Aunque esto hará que seas el blanco de las crĂticas, ÂżpodrĂas confiar en mĂ?
El método que pensó Tooyama, era tener que enfrentarse a los que los calumniaron junto a Uehara. El riesgo era incalculable.
—…Bueno, lo entiendo. Creo en ti, Tooyama. No tendrĂ© miedo si estamos juntos.
—Lo siento, sólo se me ocurre esta forma.
—Tranquilo. Se que estas preocupado por mĂ. Todo estará bien.
Que le hablara de esa forma hizo que se sintiera algo redimido.
—Bueno, lo haremos mañana.
—¡Si! No te presiones, Tooyama.
—Si, dĂ©jamelo a mĂ.
¿Realmente esto saldrá bien?
Tooyama, que estaba lleno de ansiedad, fingiĂł ser fuerte para que Uehara no se diera cuenta.