Saenai Boku ga Kimi no Heya de Shiteiru Koto o Kurasumeito wa Dare mo Shiranai - CapĂtulo 12.5
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EpĂlogo
Desde el incidente en el almacén de material deportivo, las fotos tomadas en secreto de Tooyama y Takai no se han convertido en rumores, y Kurashima e Ishiyama no han hecho nada a Tooyama y su grupo.
DespuĂ©s de las clases, Tooyama se encargĂł del trabajo de los miembros del comitĂ© de la biblioteca, como siempre, y Takai leĂa tranquilamente, como siempre tambiĂ©n.
—¡Tooyama! ¡He venido a jugar contigo!
La puerta de la biblioteca se abriĂł de golpe y Uehara entrĂł corriendo.
—Uehara-san, por favor, haz silencio. Y este no es el lugar para jugar.
—Oye, lo siento. Pero, no hay nadie aquà en este momento. Está bien ser un poco ruidosos.
Uehara apareció en la biblioteca como de costumbre, comportándose igual que siempre.
Tooyama señaló la mesa donde estaba Takai y miró a Uehara.
—¿Asà que Takai-san está aqu� Lo siento, no estaba prestando atención.
Uehara, que vio la figura de Takai, corriĂł a su lado y le hablĂł como siempre.
—Bueno, está bien, no me importa.
Takai mirĂł a Uehara que estaba de pie junto a la mesa.
Y ambas se miraron con los ojos de frente.
Es tan linda.
Uehara parecĂa sentirse atraĂdo por los ojos de Takai que no podĂan leer las emociones.
La misteriosa atmĂłsfera que desprende Takai, asĂ como los fantasmas que surgen al tocarla, alimentan su encanto.
Ayudar a Takai a cambiar su imagen y maximizar su encanto hizo que Uehara se arrepintiera un poco.
Uehara recordó lo sucedido frente al almacén de material deportivo.
Más tarde, en ese momento, Takai utilizó “Yuuki” para llamar a Tooyama. Ese era el nombre que usaban los dos cuando estaban juntos.
Uehara se sentĂa algo insegura.
ÂżPodrĂa ser que hay algo que no me di cuenta?
Al pensar en esto, Uehara sintiĂł un dolor en el pecho.
Pero al final dejó atrás esa idea.
Aun asĂ, la valentĂa que Tooyama mostrĂł en la clase ese dĂa hizo que Uehara se enamorara de Ă©l.
¡No quiero rendirme!
Uehara, que tenĂa un deseo tan fuerte, acercĂł su cara al oĂdo de Takai y le susurrĂł.
—No voy a renunciar a Yuuki.
Al oĂr esto, girĂł su mirada a Uehara.
Takai, que siempre se mostraba inexpresiva, ensanchó los ojos con una sorpresa momentánea.
—¡Yo tampoco!
Después de que Takai dejara esas palabras, sus ojos volvieron al libro.
Como siempre… era una mentira de autosatisfacciĂłn con su estatus. DespuĂ©s de que Uehara declarara su rivalidad, los engranajes que comenzaron a girar no pudieron ser detenidos.
—Uehara-san, por favor, no perturbes la lectura de Takai.
Tooyama, que estaba preocupado porque Takai no fuera molestada, se acercĂł a hablar con Uehara.
—Takai-san, ¿no pasa nada verdad?
— Uehara-san, has interrumpido mi lectura, por favor no me hables.
—¿¡Eh!? Takai-san, esto no es lo que deberĂas decir.
Al ver su hilarante conversaciĂłn, Tooyama no pudo evitar reĂrse.
Entonces, sujetando su estĂłmago y entrecerrando los ojos hacia Takai, Tooyama se dio cuenta de que ella tenĂa una expresiĂłn que nunca habĂa visto antes.
SĂ, Takai estaba sonriendo en ese momento.
