Tu que tienes experiencia y yo que no la tengo. Nuestra historia como pareja. - Capítulo 5.6
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- Capítulo 5.6 - Epílogo
De camino a casa después de nuestra cita. Después de salir del zoológico,hicimos un pequeño descanso en el centro de la ciudad. Fue después de eso, cuando nos dirigimos a la estación de Ueno.
—Ryuuto, no tienes ninguna curita, ¿verdad?
Me preguntó Shirakawa-san, y con un “¿Eh?”, la miré.
—¿Qué pasa?
Shirakawa-san me dijo torpemente.
—Me duelen los pies….. Parece que se me ha reventado la ampolla deltalón.
—Eh, ¿estás bien? ¿Y las ampollas de los pies?
—Sí…. Porque hoy es la primera vez que me pongo este calzado.
Shirakawa-san, así que te pusiste calzado nuevo para la cita conmigo….Aunque me sentí feliz al pensar eso, sus ampollas en los pies aún me preocupaban.
—Iré a buscar unas curitas a la tienda. Dame un momento.
Le dije, y luego me dirigí a la tienda de conveniencia por la que pasamos.
—Curitas, curitas…..
No recordaba haber comprado muchas para mí, así que busqué una en laesquina donde seguramente estaría colocada.
—Lo encontré.
Encontré un paquete conocido en la esquina donde se colocaban losproductos sanitarios.
Al extender la mano, miré accidentalmente junto a él y encontré la fila decajas de tamaño similar con diseños más elegantes.
Pensé que Shirakawa-san las preferiría, así que extendí la mano y mequedé helado cuando estaba a punto de agarrar una.
Al mirarla de cerca, eran cajas de anticonceptivos utilizados por loshombres…. El llamado condón. Las palabras en el paquete que enfatizaban su extrema delgadez no me dejaron ninguna duda.
—¿Lo has encontrado?
Y entonces Shirakawa-san me habló desde mi lado, y me sacudíespectacularmente.
—¿Eh, eeeh? eso…. Hubiera estado bien que me esperaras y te dolieranlos pies,
¿no?
—No es tan grave, no es que puedo dar ni un solo paso, así que estoybien.
Shirakawa-san me contestó, y me miró la mano que estaba en la estantería. Se lo pensó un momento y luego me miró a la cara con unaamplia sonrisa.
—Aaah, estabas mirando esto, ¿no?
Lo que Shirakawa-san señalaba era la caja de condones que casi habíatomado antes.
—¿Crees que son Curitas?
—¡Yo… te equivocas! ¡No es eso!
—Pero, ibas a conseguir una, ¿verdad?
¡Así que lo vio….!
—Entonces, ¿qué pensabas conseguir?
—Eso fue….
Como casi lo confundí con unas curitas, pero como el hecho de ser impopular y no haber tenido ninguna relación con este producto hasta elmomento estaba a la vista, me avergoncé demasiado y no fui capaz de explicárselo a Shirakawa-san.
Cuando me miró con desprecio, Shirakawa-san se echó a reír.
—¡Ryuuto, eres tan lindo~! Tu cara también está toda roja.
—….Uugh….
Lo sabía, realmente no soy rival para Shirakawa-san.